Esta es una historia real, lo primero que te escribo en 2025.

¿Qué te parece si la lees mientras escuchas River de Aurora (https://music.youtube.com/watch?v=D9yVBg6wCHQ&si=tbCwicdhNUv1imFr)?

El 25 de diciembre de 2024, entrenaba caminata en la carretera de Antigua Guatemala hacia Santa Lucía Milpas Altas. Eran las 5.45 pm cuando decidí regresar. Caminar de noche por allí era demasiado peligroso. Los carros y motos pasaban muy cerca. Vaya riesgo innecesario. Me oscureció en minutos. Nunca camines por allí de noche.

La vida hace las cosas de una manera que uno no se explica.

Venía con un poco de ansiedad porque debía pasar a oscuras frente al basurero de Antigua, y sentía que podía haber ratas comiendo restos justo en mi camino. Así que corrí cuesta arriba lo más rápido que pude, con la vista fija en la basura al lado de mis pies.

Llegué al tramo más oscuro y solitario, en el que pude sentir un miedo profundo, como un instinto primitivo de supervivencia. Allí, justamente, ¡sucedió un milagro!

Entre las sombras apareció un pequeño cachorro que estaba solito en la carretera, que se me quedó viendo y se acercó para olerme los pies.

– ¡Perrito! ¿Qué haces aquí?

En mi mano le ofrecí agua, bebió un sorbo, pero estaba desorientado y asustado. Intuí que no alcanzó a llegar al basurero.

Soy una sombra, estoy frío
Y ahora busco calor
Cose tu piel sobre mi piel
Y no estaremos solos”.

Entonces le dije:

– ¡Perrito, vente!

Y mira, tan pequeño y tan valiente, ¡me siguió los cuatro kilómetros que faltaban! Pero, no solo eso, también lideró tramos con fuerza, poniéndose delante con ese espíritu libre que tiene, esa grandeza en un cuerpecito tan pequeño.

Casi lo atropellan dos o tres veces. Los carros le bocinaban. Yo solo cerraba los ojos, porque en esa oscuridad no podía hacer mucho más.

Para mí, fue emocionante. Era la noche de Navidad, y llevaba tiempo deseando un perrito. La vida, Dios, me lo regaló así.

Nunca sabré si esa noche, él, yo o ambos, nos salvamos la vida.

-“Ponele gotita, es una gotita de amor”.

Gotita será también su nombre, recuerda que tú lo escogiste.

Al final, con mi hijo pedimos que grabaran su nombre Agua en una medallita, luego de escogerlo por sobre Walker, Miracle, Gotita, Terry.

¿Sabes? A la fecha, solo le llamo por el nombre que le puse en la carretera: Perrito.

Perrito pasó unos días en casa de mis padres en la capital. Cuando fui a recogerlo, saltó con alegría, con un amor desbordado y agradecido. Esos momentos emocionantes que solo te dan esas criaturitas hermosas de noble corazón. Le di de comer y antes de salir le llené su recipiente de agua.

-Regresamos después de almorzar, Perrito.

Pero la vida hace las cosas de una manera que uno no se explica.

No olvides quién eres,
aunque tengas necesidad
Como un pájaro en la noche,
tus emociones merecen ser liberadas”.

Perrito escapó esa tarde. La reja que mandé instalar la encontramos doblada.

Se fue buscándonos, o para ser libre, como su instinto se lo demandaba.

Mi amigo Jaime me recordó a Gris, el perro que cuidaba a Don Bosco: que aparecía, lo cuidaba y luego misteriosamente, desaparecía tras haber cumplido su misión.

Nos dejó una gran enseñanza. A pesar de la tristeza, hay que confiar en la fuerza de ese pequeño que buscó su libertad. En mi familia, hicimos lo mejor que pudimos. Ojalá que hoy, mientras escribo, esté rodeado de más amor.

Y dejas que el río corra salvaje
Puedes llorar
Bebiendo tus ojos
(Hasta donde el océano es más grande)
No extraño la tristeza cuando se va (se va)
Y la sensación de ello me hace sonreír (se va)
Mientras dejo que el río corra salvaje

Marco Morales

Marco Morales, Director de Water Co. www.water-co.com Ph.D. en ingeniería hidráulica y medio ambiente, MSc. Gestión y Planificación del Agua (UPV, España), especialista en Water Quality Monitoring (JICA, Japón), Gestión económica de recursos naturales y ambiente (UAH, España), Ing. Agr (USAC, Guatemala) Correo: marcomorales@water-co.com | Whatssapp: +502 33258714

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