Marco Morales

Marco Morales, Director de Water Co. www.water-co.com Ph.D. en ingeniería hidráulica y medio ambiente, MSc. Gestión y Planificación del Agua (UPV, España), especialista en Water Quality Monitoring (JICA, Japón), Gestión económica de recursos naturales y ambiente (UAH, España), Ing. Agr (USAC, Guatemala) Correo: marcomorales@water-co.com | Whatssapp: +502 33258714

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Prueba leer esta columna escuchando la canción “Rain” de Whitney. Sus acordes suaves evocan el ciclo continuo y la conexión vital que el agua trae consigo.

Ahora que vuelvo a escribir, pensé titularla: “Tú eres mi sol, vos sos mi agua”, un pequeño diálogo entre dos enamorados que evocan el profundo significado y fuerza del uno y de la otra en sus vidas.

Esta frase, propicia para contar sobre las 5 fuerzas que mueven el agua, transmite todo el sentido de la presencia, el significado y las fuerzas del ciclo natural y artificial del agua: las del universo, las del planeta y las que en los territorios responden a un esfuerzo colectivo o a un interés individual.

Imagina, amable lectora o lector, que “Tú eres mi sol” lo dice el planeta Tierra a su astro rey, y “Vos sos mi agua” lo dice el planeta hacia su interior azul, o lo dicen quienes usan y aprovechan el agua.

El agua recorre un largo camino desde su lugar de origen, en los océanos, los ríos, los lagos, los acuíferos, los embalses, hasta nuestros hogares y empresas. ¿Has pensado en cómo se mueve toda esa masa de agua para llegar a tu ducha, o cuando te metes en la bañera o en una piscina? Aquí te explico por qué considero que son cinco las fuerzas que la mueven.

Primero, el agua inicia su fase terrestre del ciclo hidrológico en los océanos y los mares a través de la evaporación, una “desalinización natural” impulsada por la energía del sol, “alma que da inicio” al movimiento del agua. El planeta, en constante movimiento, expone sus territorios al sol según la inclinación, la latitud y la estacionalidad, haciendo que la evapotranspiración varíe enormemente entre regiones.

Grandes masas de aire con humedad se desplazan en la atmósfera, gracias a la segunda fuerza: la de los vientos, que distribuyen de forma desigual la humedad por todo el planeta en “ríos de agua evaporada” en el cielo.

La tercera fuerza es la gravedad, esa constante invisible que mueve al agua en el ciclo hidrológico. Gracias a ella, las partículas de agua que se han condensado en las nubes, al alcanzar tamaño suficiente, caen como lluvia. La gravedad guía al agua a través de suelos y cauces, buscando siempre los puntos más bajos hasta regresar al mar o al océano, o a veces quedarse como agua fósil en los acuíferos más profundos.

¿Pueden los humanos, o sus plegarias, controlar estas fuerzas del sol, los vientos o la gravedad? No.

La cuarta fuerza, en cambio, sí es más cercana: el sostenimiento de la vida, un motor natural, biológico o artificial por la sed de los humanos. Desde la transpiración de las hojas y la migración de especies que beben y anidan en cuerpos de agua, hasta los sistemas hidráulicos artificiales que conducen el agua a ciudades y hogares, esta fuerza es la energía y la biofísica de los seres vivos y sus ciclos, y la energía hidráulica o la energía para las estaciones de bombeo para llevar el agua hasta tu casa.

En nuestra economía, el agua también se convierte en un bien valioso, que impulsa a diseñar, construir, operar y mantener sistemas para su tratamiento, transporte y disposición. Llegamos así a la quinta fuerza: la del dinero, donde el agua adquiere un valor económico que incentiva inversiones para mantener un suministro constante. Empresas agrícolas, industriales, tecnológicas, de bebidas y alimentos, de construcción, hidroeléctricas dependen del agua como insumo esencial o para sus sistemas de enfriamiento o para el uso de su personal.

Así que, amable lectora, la complejidad de los movimientos del agua va más allá de la naturaleza. Los usuarios del agua demandan la mayor cantidad y calidad posible para sus necesidades, lo que lleva a la sociedad a romper con el ciclo hidrológico natural a través de sistemas de recursos hidráulicos para generar ciclos artificiales del agua.

La constante disputa entre el sostenimiento de la vida y la productividad económica genera un ciclo artificial de agua, diseñado para satisfacer necesidades humanas y productivas.

A nivel local, sistemas hidráulicos eficientes pueden satisfacer la demanda de agua de un usuario. Pero cuando hay múltiples usuarios de una sola fuente hídrica, la situación se complica, pues se requieren sistemas hidráulicos más grandes y sofisticados, diálogos y acuerdos entre usuarios, que estén sostenidos por normativas y leyes del agua, que permitan consolidar un sistema de gestión y gobernanza del agua, de seguridad hídrica, que lidie con toda la complejidad de las fuerzas que mueven el agua.

Países y regiones emblemáticas del mundo, han logrado enormes progresos socioeconómicos fundamentados en sus sólidos sistemas de seguridad hídrica gris y verde.

De los que conozco, he estudiado y doy fe, puedo mencionar los sistemas de agua en Viena, Austria, en Singapur y su tratado internacional del agua con Malasia, y los avances y retos en la cuenca del Río Colorado en los Estados Unidos.

Lamentablemente, hay muchos territorios y países con una enorme inseguridad hídrica y sin las condiciones mínimas (legales, culturales o de valores) para empezar a solidificar su sistema de gestión y gobernanza hídrica. ¿Se te viene algún caso a la mente?

Las primeras tres fuerzas son naturales y escapan de nuestro control. Lo que podemos hacer es adaptarnos y proteger las áreas verdes, los bosques y las fuentes de agua que regulan el ciclo. Para los sistemas hidráulicos, en cambio, necesitamos cooperación humana, energía e inversiones en ingeniería y tecnologías del agua.

Dedícale tiempo y energía al agua. Piensa en el agua. Y si tienes a alguien en quien pensar, dedícale esta frase: “Solo deja que tu amor caiga como gotas de lluvia”.

Para más información:

#DrWater
(Marco Morales, El Doctor del Agua. Guatemala, 28/10/2024).

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