Hace un par de días escuché la lluvia cayendo en los techos y sentí ese viento fresco característico que anuncia su llegada. Fueron solo tres o cuatro gotas de agua cayendo.
Se me ocurrió escribir este tuit: “¡Gracias a Dios por la lluvia!”.
Estamos en junio, el mes más lluvioso del año en la Metrópoli más grande de Centroamérica; los datos dicen lo que todos sentimos: las lluvias son escasas y el calor también se instaló en junio.
Hace una semana, INSIVUMEH emitió un boletín informativo, para anunciar lo que ya se esperaba: la instalación del fenómeno El Niño en nuestra región.
Un fenómeno que impactará de manera directa nuestras vidas y los modelos de desarrollo que tenemos en nuestras sociedades.
¿Cómo afecta el Fenómeno El Niño el patrón de lluvias?
El marcado incremento de las temperaturas medias y máximas en el Océano Pacífico, debilita los vientos alisios que vienen del Noreste.
Los alisios soplan desde el océano Atlántico hacia el continente y recogen humedad a medida que atraviesan las cálidas aguas tropicales. Cuando entran en nuestro territorio, estos vientos cargados de humedad chocan con las montañas, ascienden y llegan a puntos de menor temperatura, provocando la condensación del vapor de agua y la saturación de las nubes, lo que genera esa unión de gotitas a las que llamamos lluvia.
El Niño también afecta y afectará directamente la cantidad de lluvia en Centroamérica.
Además, el fenómeno incrementará la duración e intensidad de canícula o veranillo de San Juan, que es un período de dos a tres semanas con escasas lluvias entre los meses de julio y agosto de cada año. En síntesis, la canícula será más fuerte y posiblemente más duradera.
¿Cuánto durará el Fenómeno El Niño en nuestra región?
Le tengo malas noticias. Los pronósticos indican que esto no es pasajero. Algunos informes indican que puede durar de aquí a finales de la época lluviosa 2024 (octubre 2024); y otros expertos han comentado que su duración podría ser de 24 meses o más… ¡Dos años o más!
¿Cómo afectará esto la vida en las ciudades, la economía y la ecología del país?
Usted ha visto que ya hay una escasez operativa de agua en la Metrópoli de Guatemala; numerosas zonas con racionamiento de agua, y millones de personas recibiendo agua por debajo de los mínimos vitales recomendados por la OMS (aproximadamente 60 litros/persona/día). La merma en la recarga hídrica y en la escorrentía del Xayá-Pixcayá se sentirá con fuerza.
Mucha gente y empresas dependiendo de “pozos propios”. ¿Sabe usted qué puede suceder con esos pozos si deja de llover?
La sobre explotación de las aguas subterráneas ya es una realidad. Reduciendo aún más la recarga hídrica (falta de lluvias, impermeabilización del suelo, tala forestal, ausencia de drenajes urbanos sostenibles, etc.), usted no puede esperar sostenibilidad ni las mejores noticias.
Los incendios forestales provocados por humanos pueden ser mayores ante la falta de lluvias.
¿Y qué decir de los millones de personas y miles de empresas pequeñas, medianas y algunas grandes que dependen completamente del agua de lluvia para la producción de sus cultivos?
Se quedarán desnudos frente a la anarquía del agua, migración y afección en la producción.
Durante décadas, el poder no ha querido cambiar el statu quo del agua en Guatemala, y realizar las multimillonarias inversiones en infraestructura verde y gris que permitirían adaptarnos a esta variabilidad climática.
Vote bien este domingo. Vote, si los encuentra, por estadistas que se tomen en serio lo que es serio.
Mientras tanto, demos gracias por la lluvia.
PS: También doy gracias por los ciudadanos y músicos que sonaron sus instrumentos frente a los árboles en una avenida concurrida en Madrid, España, en protesta por la tala urbana. ¡Un saludo hasta allá valientes amigos!