La mañana del 5/11/2021 puede ser recordada por la detención del Director y la Subdirectora del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanologia, Meteorologia e Hidrología (INSIVUMEH), implicados en el caso denominado “Clima, corrupción y poder”.
INSIVUMEH es una dependencia de cuarto orden del organigrama institucional del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV), que ha sobrevivido con un presupuesto pírrico dada la amplitud de temas que debe investigar y monitorear sin descanso. Su recurso es principalmente para funcionamiento; las urgentes inversiones han sido menores, fallidas y/o rodeadas de escándalo (como la del presente caso).
Hace unos años, INSIVUMEH ejecutó fuertes recursos financieros para lograr impacto a nivel país mediante sistemas de radar y estaciones hidrometeorológicas automáticas. Se inauguraron, pero con algunos fallos y/o sin producir todo el potencial de datos para el que estaban destinados; algunos equipos pronto tuvieron que “resguardarse” por falta de presupuesto para su adecuado mantenimiento y operación (según me lo comentó el exdirector Eddy Sánchez en una oportunidad).
Estos escándalos no son solo “una raya más para el inmenso tigre de corrupción en que se ha convertido Guatemala”; se pagan con el enorme precio del incremento de nuestra vulnerabilidad social y territorial ante las sequías y las inundaciones.
La falta de información hidrometeorológica certera impacta la planificación de los recursos hídricos y las medidas de adaptación al cambio climático: protección de la infraestructura vial, obras y propiedades públicas y privadas ubicadas en zonas de inundación; estudios para solucionar los problemas de escasez hídrica en territorios como el Corredor Seco y la Región Metropolitana; preparación frente a los frecuentes episodios de inundaciones urbanas por todo el país. Por ejemplo. ¿Le parece poco?
No es casualidad que según cifras oficiales Alta Verapaz haya batido récords nacionales de vergüenza por casos de desnutrición infantil y que de ese territorio haya provenido gran parte de la migración forzada hacia los Estados Unidos. ¿Recuerda usted dónde azotó mayormente ETA e IOTA en 2020?
El CIV tiene uno de los mayores presupuestos institucionales del país y muchas personas señaladas en casos de corrupción; recuerde el caso “Libramiento de Chimaltenango”, con su falta de estudios de preinversión (en hidrología, hidrogeología e hidráulica, por ejemplo) y la destrucción de su infraestructura con lluvias normales.
Para más INRI la subdirección estaba ocupada por una persona que, según medios noticiosos, no poseía la cualificación profesional y experiencia temática establecida en los estatutos institucionales. Leí con mucha preocupación, en Twitter, las palabras de la Ing. Gabriela Guzmán que estudió hidrología a nivel de postgrado en el extranjero: “El INSIVUMEH ha sido una de las instituciones en las que más he querido trabajar desde hace varios años. No me había percatado que sólo necesito título de bachiller y un cuello de la gran diabla. Por gusto tanto estudio…”
La corrupción enquistada hasta la médula en Guatemala provoca ya un retraso de décadas respecto al primer mundo y nos separa de otros países de la región que se toman más en serio estos temas (por ejemplo, México, Costa Rica, Panamá y El Salvador).
Es nuestro deber ciudadano y profesional, alzar la voz frente a toda la destrucción de la institucionalidad guatemalteca, y la cooptación por parte de mafias que solo busca el poder corrupto para enriquecerse.
Continuemos haciéndolo con valentía, y trabajando con honestidad e integridad en donde estemos.