Luis Alberto Padilla

Doctorado en ciencias sociales en la Universidad de Paris (Sorbona). Profesor en la Facultad de Derecho y en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos. Es diplomático de carrera y ha sido embajador en Naciones Unidas (Ginebra y Viena), La Haya, Moscú y Santiago de Chile

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La importancia de la cumbre de los BRICS que se realiza esta semana en la ciudad rusa de Kazán capital de la república de Tartaristán, cuya población es en su mayoría de religión musulmana – y esto es importante para comprender por qué se escogió a esa ciudad para realizar el evento – algo que  no solo hace evidente  que la política occidental de  aislamiento de Rusia ha sido un total fracaso (al igual que la guerra en Ucrania) sino que la consolidación de un orden multipolar geoeconómico está a la orden del día, tanto como alternativa al viejo orden de Bretton Woods que tiene ya más de ochenta años, pues el FMI y el Banco Mundial fueron establecidos al final de la Segunda Guerra Mundial. También el fortalecimiento y la presencia de los BRICS en la esfera internacional puede ser visto como una reacción frente a la obstinada política de Washington que busca una hegemonía mundial por medios militares, algo que no solo es ilusorio, anacrónico e imposible de lograr,  sino que también está poniendo a la humanidad en peligro de extinción si se llegara a desatar una tercera guerra mundial en la cual la utilización de armas nucleares sería casi inevitable, dada la asimetría entre las fuerzas y el armamento convencional ruso y el que poseen los países de la OTAN. 

La cumbre de Kazán reunirá además de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica a nuevos miembros como Irán, Egipto, Etiopía, Arabia Saudí y  los Emiratos Árabes Unidos, así como  a países que han manifestado sus intenciones de adherirse al grupo, tales como Turquía, Azerbaiyán, Venezuela, Cuba o Malasia. En total 32  países y 20  jefes de Estado estarán presentes algo que no es de extrañar, pues los BRICS representan a casi la mitad de la población mundial, un 40% de la producción de petróleo y de gas, 25% de las exportaciones y un 37.3% de la producción mundial por mencionar algunas cifras, siendo además que el grupo no se propone ninguna alianza de tipo militar – así se explicaría el posible ingreso de un país como Turquía, que es miembro de la OTAN – y que todos los miembros participan en pie de igualdad buscando la cooperación en todos los campos, especialmente en el ámbito financiero y comercial dado que uno de los puntos más importantes de la agenda concierne a la necesidad de dotarse de un sistema financiero des-dolarizando las transacciones, tanto como una forma de contrarrestar las sanciones económicas unilaterales que Estados Unidos acostumbra imponer cada vez que un país se aparta de sus intereses geopolíticos utilizando el dólar como arma, así como el sistema Swift, que obliga a todos los países utilizar bancos estadounidenses en sus transacciones financieras.   

De modo que en la actualidad Rusia y China realizan el 95% de sus intercambios comerciales en sus respectivas monedas nacionales – el rublo y el yuan – y otro tanto ocurre con el comercio entre Rusia y la India, al igual que China y Brasil ya realizan sus transacciones en sus respectivas monedas nacionales. Rusia e Irán también se han comprometido a eliminar el dólar en sus transacciones bilaterales y hasta la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (la ASEAN) están negociando acuerdos a fin de desdolarizar el comercio regional. Por otra parte, hay que recordar que el viejo sistema de Bretton Woods  ha beneficiado unilateralmente a Estados Unidos que gracias a que el dólar es  moneda internacional está en condiciones de financiar su enorme déficit tanto comercial (más de 700,000 millones de dólares) como presupuestario (más de un millón de millones) a lo que habría que añadir una deuda pública de proporciones gigantescas: unos 35,000 billones (trillones), la tercera parte de la deuda pública mundial.  Si a eso le agregamos que la mayor parte de países del mundo invierten sus reservas monetarias en bonos del tesoro americano, como sucede en nuestro caso (unos 21,112 millones de dólares en junio del año pasado, siendo además que – para colmo de males – resulta que nuestro país otorga préstamos a EE. UU. comprando bonos mientras que aquí – gracias a la estúpida reforma constitucional de los años noventa – el Banguat no puede dar préstamos al Estado, de modo que el gobierno se tiene que endeudar forzosamente con la banca privada, pues podemos inferir que en definitiva el viejo sistema de Bretton Woods además de obsoleto y anacrónico es aberrante y perverso, especialmente  si lo vemos desde el punto de vista de los intereses económicos de los países del Sur Global. 

En consecuencia, podemos decir que desde que se abandonó el patrón oro  el mayor rubro de exportación de Estados Unidos – algo que viola toda la ortodoxia monetaria neoliberal – no son las armas de guerra, ni los jetliners  Boeing; tampoco las computadoras o teléfonos Mac; ni las películas y la industria de entretenimiento de Hollywood; tampoco el petróleo o el gas licuado: son los billetes verdes o greenbacks. Y lo que es peor es que la  exportación de dinero en billetes de banco (cuya impresión le cuesta apenas 14 centavos al gobierno americano) es la que utiliza el crimen transnacional organizado para llevar a cabo su floreciente tráfico ilegal de substancias prohibidas, minerales, especies protegidas, armas,  personas etc. Así se han hecho cálculos que permiten sostener que anualmente Estados Unidos ha venido exportando más de 60,000 millones de dólares. Según la Global Initiative Against Transnational Organized Crime, con ese dinero en efectivo el narco tráfico estaría moviendo entre unos 426 y 652 mil millardos anuales; la minería ilegal entre 12,000 y 48,000 millardos; la de especies protegidas 15,000; el tráfico de armas “pequeñas” (small weapons, no se trata del armamento que se vende a los ejércitos del mundo sino el que usan los criminales o grupos rebeldes y terroristas) entre 1,700 y 3,500 millones; los billetes falsificados serían otro negocio cercano al billón o sea que en resumidas cuentas el crimen organizado mueve más de 2 billones, es decir dos millones de millones – o “trillones” como se dice en inglés – anuales en actividades delictivas, frente a lo cual claramente la legislación internacional contra el lavado de dinero ha sido inefectiva gracias a los numerosos lavaderos off-shore en los mal llamados “paraísos fiscales” de las islas e incluso bancos y países enteros que se dedican al lavado de dinero.   

De modo que la idea de los BRICS de lanzar en esta cumbre un nuevo sistema financiero internacional no solo es oportuna sino indispensable. El sistema estaría basado en la tecnología blockchain (se prevé el lanzamiento de un bitcoin que tendrá un respaldo de 40% en oro para hacerlo más atractivo)  a fin de llevar a cabo las transacciones financieras y comerciales dentro de los países BRICS con sus propias monedas. También se espera alguna decisión sobre  un mecanismo de pagos bancarios alternativo al Swift que tiene como principal inconveniente el “derecho de veto” del gobierno norteamericano que puede, arbitrariamente, bloquear cualquier transacción financiera que le parezca “sospechosa” además de que los bancos están obligados a informar a las autoridades acerca de toda transacción,  aunque  no sea sospechosa. Esto último permite al gobierno estadounidense  utilizar al sistema como arma contra cualquier país o persona, pues cualquier transferencia puede ser bloqueada eventualmente e incluso Washington puede confiscar las reservas monetarias de cualquier país por razones políticas, algo de lo cual ya han sido víctimas países como  Irán, Venezuela y Rusia. Debido a esto, tanto Moscú como Beijing ya han puesto en marchar sus propios sistemas de transferencia como el SPF ruso o el CIPS chino, de manera que es posible que algún mecanismo similar se ponga en marcha entre todos los países BRICS, independientemente de si continúan o no utilizando el Swift, en forma análoga a la UE que emplea también posee el sistema IBAN.

Los BRICS poseen además su propio banco cuya sede se encuentra en Shanghái  y al  frente del cual se encuentra la expresidente de Brasil, Dilma Rousseff y en el evento se contará con la presencia de la Asociación de Cooperación de Shanghái, de la Unión Euroasiática y del Secretario General de Naciones Unidas y por lo menos unos 15 países adicionales podrían ser aceptados en el grupo como países asociados a este grupo multilateral que no se considera como “bloque” ni busca oponerse a Occidente, sino que solo busca fomentar la cooperación consolidando la multipolaridad mundial ya existente. En nuestro próximo artículo analizaremos los principales acuerdos de la cumbre de Kazán. 

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