La semana pasada el Presidente de la República recibió gentilmente en su Despacho a un grupo de ciudadanos (dentro de quienes me incluyo) para conversar sobre la crisis política que aún se mantiene debido a que sólo en este pintoresco país a los diputados se les pudo ocurrir legislar casuísticamente para evitar que el Jefe de Estado pueda destituir a la Fiscal General (FG) por causa debidamente justificada. Algo que no ocurre en ningún país del mundo tenía que darse en Guatemala, curiosidad digna de las viejas columnas periodísticas del tipo de “aunque usted no lo crea”. El intercambio de opiniones fue muy agradable y salimos convencidos de que el presidente Arévalo está plenamente consciente que la peligrosa situación que vivimos debe resolverse cuanto antes, y no precisamente por el hecho de que el Ministerio Público no deba mantener la autonomía inherente a este tipo de organismos, sino porque, como todos sabemos fue desde esa instancia estatal que la impresentable señora que lo dirige (señalada como corrupta en la lista Engel de los Estados Unidos) planeó el golpe de Estado que buscaba impedir que se reconociera el triunfo de Semilla, buscando desconocer la validez de los comicios celebrados el año pasado, de allí su ataque y persecución a los magistrados del TSE. O sea que mientras esa señora permanezca en ese cargo la amenaza del golpe se mantiene aunque sea increíble que la institución del Estado encargada de investigar y perseguir hechos delictivos, en lugar de cumplir con su deber, se haya dedicado durante todo este tiempo a planificar y a tratar de llevar a cabo esta deplorable conspiración, algo que en el pasado solo podía ocurrir en el seno de las fuerzas armadas que ahora -aunque con toda seguridad los golpistas han tocado a sus puertas- se han mantenido fieles al mandato constitucional que les ordena no intervenir en asuntos políticos.
Una primera cuestión que habría que anotar en este análisis es que, si queremos comparar lo que está ocurriendo con una partida de ajedrez en la cual la gente honorable juega con las piezas blancas mientras que el pacto de corruptos (pdc) lo hace con las negras, entonces la decisión presidencial de presentar una iniciativa de ley para que el Congreso de la República le quite el blindaje que una ley menor le otorga a la FG (la dama negra), aunque se esté dando un jaque, no va más allá de poner énfasis en el movimiento de muchos diputados que son peones en el tablero. Por cierto, es significativo que durante la caminata desde el Palacio hasta el Congreso el gobernante estuviese flanqueado por los ministros de Gobernación y de la Defensa es decir, de las torres que como sabemos son fundamentales en toda partida de ajedrez. Pero, volviendo al Congreso, dado que se trata de un organismo soberano del Estado, teóricamente, los diputados no deberían verse como simples peones, de modo que si no pueden ser considerados como torres (las fuerzas armadas) tal vez sería posible verlos como alfiles o formando parte de la caballería. Sin embargo, nos parece que habría que reservar el nombre de alfiles a los personajes del sector empresarial o poder económico, así como a la comunidad internacional, que –por ahora– se mantienen inmóviles en sus posiciones de uno y otro lado del tablero, a la expectativa.
Sin embargo, creemos que algunos diputados sí podrían ser vistos como encarnando caballeros. De modo que, si los caballeros del Congreso amenazaran al rey negro (la CC ha dejado de ser una instancia jurídica por haber politizado deleznablemente la justicia) y aunque sea poco probable que lo hagan, debido a la desfavorable correlación de fuerzas para Semilla al interior de esta décima legislatura, ya que sus 23 diputados ni siquiera constituyen bancada debido al error cometido cuando aceptaron apartarse de la presidencia del Organismo Legislativo, algo que fue determinante para que posteriormente el rey negro los pusiera en jaque con el execrable fallo del juez Orellana. Y, por cierto, se trata de un jaque en el que todavía se encuentran, de manera que por tales razones y porque es poco probable que la LOMP sea reformada, habría que tener debidamente planificado un contraataque dirigido a arrinconar al rey negro con las torres y la caballería a fin de lograr el jaque mate. Nunca hay que descartar sorpresas positivas, recordemos que dentro de poco se viene la elección de cortes y esto podría ayudar a que una mayoría de diputados (se necesitan 107 votos) evalúen la conveniencia –para ellos– de alinearse con el Ejecutivo, pero las probabilidades son escasas. El presidente del Congreso dijo que la iniciativa de ley seguiría un curso normal y dada la proximidad del receso legislativo anual los debates en el pleno podrían darse hasta mediados de año, algo que sería fatal si la pieza verdaderamente estratégica de que disponen las blancas –la Reina Blanca, es decir las movilizaciones populares– pierden el momentum que, ahora mismo les favorece, pero que más tarde puede perderse. Y esto sin olvidar que si llegamos al mes de noviembre y Trump gana las elecciones en Estados Unidos, las piezas negras del pdc dispondrían de un poderoso alfil.
El presidente Arévalo nos dijo en la entrevista de Palacio que él temía tal pérdida de momentum para la dama blanca, de manera que es esencial planificar con anticipación y clarividencia las movidas del adversario a fin de garantizar que, por lo menos, la dama negra desaparezca del tablero. Si se optara por no dar jaque mate al rey negro (la CC) la partida podría quedar en tablas. No es lo más recomendable, porque estamos conscientes que esto supondría desatender sus fallos cuando estos sean abiertamente inconstitucionales (por ejemplo, si se reformara la LOMP y la CC ampara a la dama negra diciendo que la reforma no puede aplicarse retroactivamente). Sin embargo, como el artículo 251 de la Constitución faculta al Presidente para destituir a la Fiscal General con causa justificada, el artículo 44 dice que toda legislación contraria a la Constitución es nula ipso-jure y no cabe la menor duda que los derechos otorgados al Presidente por la Constitución se ven disminuidos y restringidos en esa vieja reforma de la LOMP (que se hizo para favorecer a Thelma Aldana) mientras que el artículo 5 de la Constitución señala que nadie está obligado a acatar órdenes que no estén basadas en ley y emitidas conforme a ella, de modo que el Jefe del Ejecutivo podría ampararse en esta normativa para justificar que no se acaten las órdenes de la CC. Y esto significaría, ni más ni menos, jaque mate al rey negro. Por supuesto que el rey negro moverá sus alfiles, pero otro tanto puede hacer el Presidente apoyándose en la comunidad internacional y en la sociedad civil que están de su lado. Y por último, pero no lo menos importante, el Presidente deberá sustituir a la dama negra con una persona seleccionada dentro de los candidatos presentados por las comisiones de postulación. Los cinco precandidatos tienen sus expedientes debidamente archivados. Creemos que el presidente Arévalo debería ordenar a inteligencia civil una revisión a fondo de estos expedientes. No vaya a ser que el remedio resulte peor que la enfermedad.