Por Luis Alberto Padilla
En los días aciagos del ascenso del nazismo en Alemania, cuando la ciudadanía lúcida y de convicciones democráticas de uno de los más importantes países europeos contemplaba como los bárbaros se apoderaban de todo, le atribuyen al famoso dramaturgo Bertolt Brecht haber dicho algo que, parodiándolo, podría formularse así: “Los comunistas están siendo asesinados y perseguidos por los nazis, pero como no soy comunista no tengo temor alguno. Ahora me dicen que los nazis vienen también por los socialistas, pero como no lo soy no tengo razones de preocuparme. Los judíos también están siendo perseguidos. Jueces y abogados honestos son destituidos y forzados al exilio. Encarcelan a los periodistas que denuncian la corrupción, pero no soy judío, tampoco juez o periodista. No debo preocuparme. Están tocado a mi puerta: ¿debo ahora preocuparme o ya es demasiado tarde?” El atropello cometido por las huestes de la dictadura corporativo-criminal que nos mal gobierna – y se ha venido apoderando de las instituciones democráticas en forma insolente e impune – contra José Rubén Zamora nos ha recordado estas sabias premoniciones brechtianas en las obscuras horas que precedieron al establecimiento de la dictadura totalitaria hitleriana. Y claro, comparar a los corruptos guatemaltecos con las hordas nazis puede parecer exagerado, pero nada parecería serlo si así ayudamos a que la ciudadanía cobre consciencia del peligro que se cierne sobre nuestro país.
En efecto. El infame Curruchiche ya anticipó lo que se venía cuando su impresentable jefe lo lanzó en contra de Juan Francisco Solórzano Foppa y su partido en formación, antes de ser nombrado a cargo de la FECI. Por supuesto, hay quienes dicen que la guerra legal (lawfare) que se acostumbra hoy en día es mucho más benigna que la política de ejecuciones extrajudiciales, asesinatos políticos o desapariciones forzadas que era el modus operandi en un pasado no tan lejano (y que podría retornar). Por lo menos ahora los familiares y amigos de José Rubén lo pueden visitar en la prisión VIP en que se han convertido las instalaciones militares del Mariscal Zavala (llamadas así en honor a quien dirigió los combates contra los filibusteros norteamericanos que ocuparon Nicaragua en el siglo XIX). Pero esto sólo si logra sobrevivir al odio de sus múltiples – y corruptos – enemigos que han sido encerrados en esa misma prisión, en buena medida gracias a las investigaciones de elPeriódico, cuando el resultado de dichas investigaciones si era atendido por el MP, la CICIG y la honorable Fiscal General que fue Thelma Aldana. De modo que el peligro que corre Zamora permaneciendo detenido allí es considerable. Máxime si le van a endilgar cualquiera de los delitos que no son excarcelables por medidas sustitutivas. El hecho que el vehículo que debía trasladarlo a tribunales para su primera declaración “se haya descompuesto” (a pesar del llamado del Comité para la Protección de Periodistas desde Nueva York para su liberación inmediata) es muestra de que pretenden mantenerlo en prisión indefinidamente.
Pero si hemos mencionado Nicaragua no es por afán de hacer simplistas comparaciones, es porque en este pequeño istmo centroamericano todo lo que ocurre en un país repercute en los otros, hay vasos comunicantes. Hay que recordar que los “sulfatos” (los aviones que atacaron la Guatemala de Jacobo Árbenz en 1954) despegaban de la Nicaragua de Somoza. El sátrapa Ortega ha puesto en prisión a todos sus opositores políticos, ha cerrado universidades, ONGs y medios de comunicación incluyendo el diario La Prensa, de la familia Chamorro y el más importante de ese país. Una noticia de la agencia española EFE del lunes pasado dice que, además de 3 canales católicos de televisión ahora este nuevo Somoza ordenó el cierre de seis emisoras católicas, añadiendo que el obispo Rolando Álvarez de la Diócesis de Matagalpa dijo que continuarían “informando y denunciando cualquier situación que como ésta siga violentando la libertad de expresión y religiosa en Nicaragua” al mismo tiempo que invitaba al pueblo a orar por la protección de los sacerdotes en un día de ayuno y oración este viernes 5 de agosto. Quienes no vean en esto un anuncio de lo que preparan para Guatemala los corruptos son ingenuos o ilusos, como resulta evidente en el comunicado del “Movimiento Cívico de Consciencia Ciudadana” publicado el martes 2 de agosto en elPeriódico cuando piden a los jueces, magistrados y fiscales del MP “constituirse en garantes absolutos de la aplicación objetiva de la justicia, en forma diáfana”. Es pedir peras al olmo. Vean cómo se comportó una fiscal que pretendía detener a la nuera de José Rubén, US citizen y recién llegada para una visita familiar.
Sin embargo, es un avance que la Conferencia Episcopal – por fin – haya emitido un valiente comunicado defendiendo la libertad de expresión y de prensa así como haciendo alusión al hecho que la execrable Fundaterror es quien está ordenando las actuaciones de la señora Porras. Pero es insuficiente ante los planes de quienes quieren mantenerse en el poder a toda costa, así como ante el hecho que la independencia de poderes ha desaparecido por completo. Para Richard Aitkenhead “el punto de no retorno está cerca” y aunque todavía no seamos “Venezuela o Nicaragua” acusa a Giammattei de estar “arrastrando al país hacia el despeñadero”. Por su parte Edgar Gutiérrez dice que este señor, “paria en el concierto de las naciones democráticas”, está llegando a los límites de su juego con el “caso Zamora”. Pues claro, José Rubén es un empresario además de periodista, pero el CACIF se limitó a publicar un tímido comunicado en defensa de la libertad de expresión sin ni siquiera mencionar el nombre del presidente de elPeriódico. Es obvio que Giammattei es el que necesita al “Pacto” de modo que si el primero ya llegó al límite de su capacidad de maniobra lo menos que cabría esperarse es que ahora el CACIF se desembarace de él, ordenen la libertad de José Rubén y permitan al Periódico continuar su funcionamiento como lo que es: una empresa defensora de la libertad de expresión en los medios de comunicación. Esto es algo que no constituiría ningún “sacrificio” para las cámaras, sino simple y llanamente poner los pies en la tierra sentando las bases para evitar que “arda” el descontento ciudadano.