No deja de llamar la atención la ola de criminalidad que se ha desatado, tanto mediante asaltos en la vía pública por bandas utilizando pasamontañas como en los violentos robos a residencias perpetrados por gente con las mismas características, lo cual hace pensar si no será ese tema uno de los más importantes durante el proceso electoral que se avecina. Y no faltará quién vuelva a enarbolar el lema de la “mano dura” como supuesta solución a estos males, ni incautos capaces de volver a creer en esos dichos sin fundamento, como ya nos ocurrió en el pasado.
En realidad el país no necesita mano dura sino mano firme y certera para la administración de la justicia, de manera que los hechos criminales puedan ser efectivamente investigados para llevar a juicio a los involucrados en los mismos y así condenarlos conforme a lo establecido nuestra legislación.
Guatemala perdió la certeza de castigo porque la ineptitud tanto de investigadores como de juzgadores está más que demostrada y ellos no están centrados en hacer las cosas bien porque se han ocupado, y mucho, en la justicia vengativa contra quienes les critican y en garantizar así la impunidad a sus aliados quienes, uno a uno, van quedando sin cargos y saliendo de prisión.
No deja de preocupar una ola de asaltos tan similares que parecen orquestados para sembrar más terror en la ciudadanía, así como es muy grave la incapacidad de las autoridades para dar respuesta al clamor por seguridad de la ciudadanía. Las denuncias pululan por las redes sociales y hasta hay videos donde se observa a criminales haciendo de las suyas, pero consultadas las autoridades sobre esos hechos simplemente dicen que no han recibido denuncias, por lo cual no existen investigaciones en marcha. Todo ello con una ciudadanía cada vez más preocupada por la ola de violencia y de inseguridad causante de duelo y dolor en muchas familias.
La justicia es la respuesta efectiva frente a la violencia y criminalidad como se ha demostrado a través de los tiempos. Si la violencia ilegal generada por la mano dura fuera respuesta nuestro país sería un paraíso dada la frecuencia en el uso de esos instrumentos represivos y de terror pero, sin duda, ante la preocupación ciudadana, volverán viejas frases acuñadas durante las elecciones para atraer el voto de incautos capaces de tragarse cualquier píldora.
Quien hable de seguridad ciudadana sin retomar el tema de la justicia descalabrada por la sed de impunidad está haciendo pura demagogia. Lo primero para ofrecer seguridad es garantizar un retorno al Estado de Derecho tan lejano y tan abandonado.