La exclusión del aspirante Erick Mazariegos de la lista de postulados para el cargo de Contralor General de la Nación es un duro revés para el oficialismo y una muestra de que queda gente decente en la Academia guatemalteca, pieza clave en las Comisiones de Postulación para diferentes cargos de importancia en la vida nacional. El candidato oficialista ha presentado ya un Amparo contra su exclusión del listado final, esperando que se repita la historia de la elección de Fiscal General, cuando mediante ese mecanismo, Consuelo Porras logró ser incluida para luego ser electa por el Congreso.
Una diferencia importante, sin embargo, es que Porras obtuvo más alta calificación y ese fue el argumento para otorgarle el Amparo.
Mazariegos, en cambio, no obtuvo una nota siquiera mediana y su calificación quedó muy lejos de los 12 primeros lugares. Ello, no obstante, la presión ejercida de parte del oficialismo sobre muchos de los comisionados que pretendía, a toda costa, colocar a su escogido entre la lista de postulados. Sin embargo, sabiendo cómo se mueven las aguas en las instituciones (y en los altos tribunales) no se puede descartar algún mágico Amparo que ordene su inclusión en la lista a enviar al Congreso.
Pero es muy digno de encomio el comportamiento de la mayoría de los miembros de la Comisión Postuladora que no cedieron ante la presión del jefe de jefes para terminar haciendo lo que él dispone. Y es, además, alentador darse cuenta de que no todo está definitivamente podrido y que existen segmentos de nuestra sociedad en los que siguen prevaleciendo valores y sentido de la ética, dispuestos a sufrir las consecuencias de vengativos personajes que se esmeran en mostrar su tendencia a la venganza, la revancha a toda costa, para infundir más miedo a la ciudadanía.
La batalla, desde luego, no ha terminado y faltan horas críticas en las que se han de barajar una y mil estrategias para satisfacer la exigencia de quienes no piensan más que en el control absoluto de la institucionalidad, a fin de no dejar fisuras en la garantía de que se pueden hacer negocios al antojo de cada quien y con la plena certeza de la impunidad como manto protector.
Pero lo importante, desde nuestro punto de vista, es exaltar la actitud de la mayoría de los miembros de la Comisión de Postulación porque dieron un ejemplo de decencia y una muestra clara de que aún queda gente honrada y comprometida en esta sociedad guatemalteca que, por momentos, pareciera totalmente indiferente ante los desmanes de quienes manosean el ejercicio del poder.