El congestionamiento vial es algo que afecta todos los días a cientos de miles de guatemaltecos que desperdician valioso tiempo atorados en el tráfico que cada día se vuelve más pesado, complejo y anárquico, robando así tiempo que podría ser útil en áreas tan diversas como la productividad o el compartir con la familia. Hay muchas razones para que a lo largo y ancho del país se haya vuelto tan difícil trasladarse de un lado a otro, lo cual consume demasiado tiempo, pero viendo lo que ocurre en otros países se tiene que destacar la ausencia de un eficiente servicio de transporte público como una causa importante.

Cada día más gente necesita de vehículos particulares para sus desplazamientos porque no hay otra manera de hacerlos porque, fuera del Transmetro que cubre ciertas rutas sin poder atender toda la demanda existente, el guatemalteco no dispone de una red de buses, no digamos de otros medios más modernos y masivos, debido a la ausencia de planificación que ha existido en esa materia tanto a nivel nacional como en las principales ciudades.

A ello debe agregarse el abuso constante que complica las cosas. Cualquiera se siente con el derecho de poner sus luces de emergencia y detenerse donde la da la gana, aún en arterias de alto y pesado tráfico, lo que significa la reducción de un carril durante todo el tiempo que ese automovilista quiera y el fenómeno se puede ver varias veces a lo largo de pocas cuadras. También carecemos de visión urbanística y se realizan obras de relumbrón que no resuelven ningún problema de tráfico porque hasta los pasos a desnivel se convierten en grandes atascos.

Por cada bus de los que circulaban antes en la ciudad hay, ahora, demasiados automóviles y motos circulando, lo que explica por qué se ha generado ese gran problema que se agudiza por la temporada de lluvias y por esa irresponsabilidad de tanto conductor que, literalmente, hace lo que le da la gana sin pensar en los demás. Y la suma de esos abusos se traduce en esos gigantescos atascos que se han vuelto el pan de cada día, sobre todo a nivel metropolitano.

Creemos que es urgente la coordinación de los municipios que albergan a la enorme ciudad de Guatemala para planificar de manera conjunta inversiones en sistemas de transporte público eficientes, dinámicos y seguros. La Constitución ordena esa coordinación, pero esa parte ha sido deliberadamente ignorada y es tiempo de que se retome la idea de la Región Metropolitana para una visión conjunta de futuro.

Redacción La Hora

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