La Universidad de San Carlos no es únicamente una institución que dispone de recursos que se vuelven atractivos para la corrupción promovida por las mafias sino que tiene un peso especial en el aparato del Estado e influencias en cuestiones que van mucho más allá de las Comisiones de Postulación, razón por la cual su control es no sólo atractivo sino fundamental para que se pueda consolidar el sistema de corrupción e impunidad que viene avanzando con paso firme en el país. Y la elección de hoy es crucial porque por vez primera en los últimos años hemos visto la presencia de un candidato que puede ser quien se encargue de devolver el rumbo que perdió la Usac cuando fue capturada, de la misma forma en que toda la institucionalidad ha sido cooptada por intereses perversos que nada tienen que ver con el de los guatemaltecos.
Por ello la elección de hoy es especial y reviste la mayor importancia, pero también por ello es que hay que vigilar el proceso porque las maniobras que ocurren en la elección del futuro Rector son evidentes y han provocado ya que diversas entidades denuncien los malos manejos que se realizan con el objetivo de que siga la fiesta que vienen celebrando desde hace varios períodos con Rectorías que únicamente se han empeñado en acrecentar el deterioro de la máxima casa de estudios al ponerla al servicio de los grupos más oscuros.
Durante mucho tiempo la Usac se ganó el título y el reconocimiento como máxima casa de estudios del país, pero eso ha ido en constante deterioro porque la prioridad de las autoridades dejó de ser la excelencia académica para dar lugar a las mañoserías que todos conocemos y que forman parte del surrealista paisaje nacional.
Jordán Rodas tuvo la entereza y la visión de ver un espacio para proponer un cambio fundamental en la Universidad pero se ha topado con estructuras bien planificadas y que ejecutan a la perfección las maniobras para impedir que alguien fuera de la mafia pueda tener oportunidad. Y el problema adicional es que no se puede acoger uno a los modelos de justicia que debieran velar por el imperio de la ley, puesto que todo está también cooptado y la ejecución de un fraude que violente la voluntad de la mayoría de estudiantes, profesores y profesionales es en verdad fácil en una situación en la que los responsables saben, de antemano, que disponen del respaldo de todo el sistema, incluyendo la Corte de Constitucionalidad que sufrió un brutal viraje.