La ausencia del presidente Alejandro Giammattei en medio del repunte de la pandemia, del escandaloso negocio de las motos y el conflicto en Sololá ha sido notoria. Foto. Flick Gobierno.

Ningún funcionario, empezando por el mismo Giammattei que ha mostrado su desprecio a los pueblos indígenas, ha entendido la raíz y profundidad del problema existente entre los pobladores de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán que se agrava por un fenómeno que es producto del desinterés e incapacidad del Estado para enfrentar el crecimiento del crimen organizado en todo el país, al punto de que abundan los espacios en el territorio nacional donde la autoridad no juega ningún papel porque ha sido sobrepasada por las distintas formas de organizaciones criminales que van desde el narcotráfico hasta el tráfico de personas que hacen coyotes que se garantizan el pago con títulos de propiedades que, en este caso, son parte de la ancestral controversia.

La mejor muestra de la falta de conocimiento de lo que realmente está ocurriendo se dio ayer cuando enviaron un contingente a realizar operativos de cateo y captura sin el menor esfuerzo por obtener informes de inteligencia para tener el panorama completo de lo que ocurre y lo que puede ocurrir. El tardío envío de refuerzos y la instrucción de ir sin armas que ha circulado son confirmación de la absoluta incapacidad de los mandos para entender la dimensión del conflicto y los distintos actores que puedan estar involucrados.

Tenemos gobiernos que se centran en gobernar no para el pueblo sino para grupitos de capitalinos y lo demás realmente les viene del norte porque ven con menosprecio a las poblaciones rurales de donde, por su pobreza y abandono, salen los migrantes que al llegar a Estados Unidos producen para mantener no sólo a sus familias sino a la economía del país. El conflicto en Sololá se ha agravado en parte por la notoria incapacidad mediadora de las autoridades, aumentada cuando, dentro de los berrinches y pleitos entre el Presidente y el Vicepresidente, se removió al segundo de la mesa de diálogo. No puede haber diálogo productivo si los mediadores no entienden el problema, sus orígenes y evolución, así como lo que pueden influir agentes extraños que aprovechan las diferencias locales.

Llama la atención la ausencia de un Giammattei que en medio del repunte de la pandemia, del escandaloso negocio de las motos y el conflicto en Sololá no aparece por ningún lado desde hace ya varios días, dejando el manejo de las crisis en funcionarios que no tienen capacidad para actuar porque temen las explosivas reacciones de su jefe.

La conferencia de prensa de ayer dejó más dudas que respuestas claras y puso en evidencia el estado de confusión y desconocimiento que priva entre los altos mandos encargados de la seguridad ciudadana.

Redacción La Hora

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