Las aglomeraciones y actividades de fin de año han influido en un aumento de los casos COVID-19. Foto La Hora/José Orozco.

En el mundo entero se están adoptando medidas ante la explosiva propagación de la variante ómicron, pero en Guatemala las autoridades se conforman con decir que “es probable” que la misma ya esté en el país y que por ello es el aumento de casos que las escasas pruebas realizadas han permitido detectar en los últimos dos o tres días, evidenciándose nuevamente no sólo nuestra patética situación al no disponer del secuenciador que permita identificar esas mutaciones virales, sino la falta de elemental lógica de las autoridades, pues ni siquiera entienden que si todos los países están ya afectados también lo estamos nosotros, aunque no lo podremos respaldar con pruebas hasta dentro de dos o tres semanas, cuando vengan los resultados que manden Panamá o Costa Rica.

Antes de las fiestas Giammattei relajó las medidas ampliando el horario en el que se puede consumir licor e invitó a la gente a reunirse y viajar al puerto o lugares de descanso “con responsabilidad” y las imágenes que brindaban las playas atiborradas para el fin de semana de Navidad serán una babucha comparadas con lo que se verá este largo y festivo fin de semana. Desde ya se puede anticipar que habrá una explosión de casos en los próximos días y que nuevamente se saturará nuestro descalabrado sistema hospitalario.

Por ello, ante la incapacidad manifiesta de las autoridades, volvemos a insistir en que somos los ciudadanos los que debemos adoptar nuestras propias precauciones para evitar contagios y que se pueda salir de control la situación, tomando en cuenta que en otros lados existen ya protocolos más efectivos para el tratamiento de los pacientes de COVID-19, mismos que aquí, si acaso, están disponibles en algunos de los hospitales privados de la ciudad, pero no en todo el país.

Afortunadamente toda la información disponible de lugares en los que se toma en serio la pandemia indica que el índice de complicaciones que puedan comprometer la vida de los pacientes debido a esta última variante es mucho menor de lo que se vio con delta, pero eso no significa que nos podamos atener o que las autoridades se desentiendan de lo que puede ser una avalancha sin precedentes de casos, mismos que por supuesto no serán detectados en su totalidad por la incapacidad para realizar pruebas masivamente en todo el territorio nacional.

Quedarnos como si nada frente a una situación que está causando serias preocupaciones en el resto del mundo, es simplemente parte de lo normal en un país cuyas autoridades se mantienen ocupadas en sus propios negocios y no en los asuntos que afectan a la población.

 

Redacción La Hora

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