Esta semana se supo que está fracasando el esfuerzo de más de una decena de países latinoamericanos para detener una subasta en Alemania donde son ofrecidas en venta piezas precolombinas que fueron robadas, literalmente, por personas que las tuvieron como parte de sus colecciones privadas y ahora las venden. La subasta se espera que genere millones de dólares y que de alguna manera legitime el robo que se hizo al patrimonio cultural de todos esos países. Las autoridades alemanas no han accedido al pedido de suspender esa venta y lo más probable es que la misma se consuma dentro de poco.
Viene a cuento lo anterior por el tema de la facilidad con que nuestras autoridades disponen de las piezas arqueológicas sin ofrecer explicaciones concretas de cuáles son los términos en los que se autoriza su exposición en museos del extranjero. Hemos visto cómo en nuestro país se van multiplicando las colecciones privadas de piezas históricas, tanto de la época precolombina como de la etapa colonial y sus dueños las muestran sin ningún pudor a sabiendas de que las mismas tendrían que estar en los museos y sitios adecuados para que se les preserve y puedan ser observadas por cualquiera que lo desee, no sólo los amigos de los coleccionistas.
Actualmente varias piezas extraordinariamente valiosas han salido del país con autorización de las autoridades del Ministerio de Cultura y si bien puede ser encomiable cualquier esfuerzo para reparar y preservar las que presentan algún daño, lo mismo que el acto generoso de permitir que personas de cualquier nacionalidad puedan ver la riqueza arqueológica de nuestros ancestros, es indispensable que recordemos que los funcionarios actuales son aves de paso y que dentro de poco tiempo ya no estarán en sus cargos y por ello deben dejar claramente establecido el procedimiento para asegurar el retorno de las piezas.
Somos un país en el que nos hemos ido convirtiendo en personas muy dejadas que lo mismo vemos el saqueo del erario sin decir nada que el despojo de cualquier tipo de riqueza nacional. Y en medio de tanta indiferencia se pueden hacer infinidad de jugadas que terminan luego quedando en el olvido, sobre todo cuando se hacen préstamos de mediano plazo sin que estén claras las condiciones en que debe procederse a la repatriación de los bienes.
Claro que es un orgullo que piezas mayas estén expuestas en uno de los museos más famosos del mundo, pero en un país como el nuestro, donde nos roban con todo descaro una y otra vez, es preciso conocer los términos del trato.