Como bien expresa el conocido dicho popular, la Fiscal General no se anduvo por las ramas para dar la estocada final a la Fiscalía Especial Contra la Impunidad luego de que en su “supervisión” del trabajo de la FECI descubrió que se sabía del vínculo entre las maletas de dinero de José Luis Benito y la campaña presidencial del partido Vamos, que Gustavo Alejos había proporcionado abundante información de cómo se negoció la elección de la Junta Directiva del Congreso y la elección de las Cortes con el Presidente Electo Giammattei y, como guinda del pastel, que se recibió en esa Fiscalía información de misteriosos personajes rusos que estuvieron en la residencia del gobernante después de la compra de las vacunas.
La Fiscalía a cargo de Juan Francisco Sandoval era el último rescoldo de lo que fue la lucha contra la corrupción iniciada en el año 2015 y era, por ello, una molesta piedra en el zapato de quienes impusieron la dictadura de la corrupción. Pero a oídos del gobierno llegó que estaban tras ciertas pistas que podrían incriminar a las más altas autoridades y por ello la reunión famosa en la Presidencia entre Giammattei, la Fiscal Porras y la magistrada Silvia Valdés, de donde sale la instrucción de que la Fiscal General fuera a espulgar todos los expedientes de la FECI para ordenar que no se pudiera realizar ningún operativo ni investigación adicional sin su consentimiento. Pero al ver la contundencia de las investigaciones entendieron que esa supervisión no bastaba y por ello los cambios ordenados al interior de esa Fiscalía Especial para destruir las evidencias.
Está por verse si hay alguna reacción ciudadana ante el manotazo de ayer y también si el gobierno se da por satisfecho con la destitución o si, por el contrario, arrecia en sus acciones contra el Estado de Derecho para garantizar la más absoluta impunidad habida y por haber. Por de pronto Sandoval dejó en claro por qué fue removido del cargo y no sería remoto que en futuros listados del Departamento de Estado aparezcan los principales actores, abiertos y encubiertos, de este operativo en contra de la verdadera justicia.
Lo que no se puede dudar es que el día de ayer marca un parteaguas importante en la vida nacional, abriendo un nuevo período en el que la mesa de la impunidad parece servida, pero en el que surgen nuevos actores como los 48 Cantones que ya anuncian un papel activo en resguardo del Estado de Derecho.