En este fin de semana se cumplen 101 años de la primera publicación de La Hora luego de que el festejo de nuestro centenario hubo de ser pospuesto porque el país se encontraba prácticamente enclaustrado por la pandemia del Coronavirus y ahora, un año más tarde, la prudencia y responsabilidad impide cualquier acto conmemorativo de esa larga vida. Pero fieles a los valores y principios que inspiraron a nuestro fundador aquel 19 de junio de 1920, seguimos trabajando con todo empeño y dedicación en esa aspiración de construir una Guatemala donde no se haga más ricos a los ricos sino que cada día pueda haber una mayor cantidad de ricos capaces de prosperar y soñar con un futuro próspero.
La lucha ha sido larga y difícil porque quienes acumulan privilegios y se los reparten son poderosos, capaces de hacer lo que haga falta para impedir una transformación que les arrebate esa sensación de que son realmente los dueños del país. Y vivimos horas aciagas porque el Covid-19 vino a poner en evidencia el fracaso de nuestro sistema, la ineptitud extrema de quienes gobiernan solo para enriquecerse y el descalabro de todas las instituciones llamadas a servir a la población.
En medio de ese contexto La Hora ha sido objetivo y blanco de quienes resienten nuestra postura de denuncia de la corrupción y han hecho todos los esfuerzos por silenciarnos, situación que no es primera vez que enfrentamos a lo largo de estos 101 años puesto que otras dictaduras, unipersonales aquellas a diferencia de la corporativa que armaron los ladrones de hoy, también trataron de acabar con La Hora y pese a ello pasamos del siglo de existencia en medio de un proceso de renovación y transformación que nos ha permitido crecimiento sostenido que descansa, sobre todo, en lectores jóvenes interesados en lo que ocurre en el país y que encuentran en nuestro sitio respuesta a muchas de sus interrogantes.
En sociedad con una de las mentes más brillantes de la tecnología digital, avanzamos en las nuevas formas de comunicación en las que la credibilidad y confianza se convierten en requisito indispensable en medio de un mar de confusión, propaganda, teorías de conspiración y afanes destructivos que empañan y enturbian las redes sociales y las mentes de mucha gente. Las dificultades nos estimulan y motivan para ser más creativos, más efectivos en nuestro esfuerzo y a renovar los viejos principios y valores que fueron inspiración de La Hora desde su fundación por Clemente Marroquín Rojas, eterno luchador por la construcción de una Guatemala diferente.