Juan Jacobo Muñoz
Estar lejos de ti me hace entender cada vez más, el poco control que soy capaz de tener sobre las circunstancias de mi vida, y que ahora estemos lejos es una de ellas. Y aunque sé que es algo temporal, no deja de ser difícil para mí lidiar con mis sentimientos.
Aquí estoy ahora, sentado sin intención aparente, y de pronto quise escribirte una carta de amor; como las que hacíamos antes y enviábamos por el correo. Todo era más lento y romántico. Tal vez esa lentitud antañona es una sensación que extraño y añoro con alguna nostalgia. Quisiera meter la carta en un sobre, ponerle sellos y enviártela, pero seguramente no lo haré; no puedo esperar tanto de mi regreso sentimental al pasado.
A veces pienso en el amor y trato de no mitificarlo para no correr el riesgo de idealizarlo o en la otra mano, hacerlo de menos. Mi teoría es que la persona que más nos puede caer mal en la vida es la persona amada; tal vez el matrimonio sea el mejor ejemplo. Un ser amado y cercano es un testigo permanente, alguien a quien damos explicaciones e incluso debemos pedirle permiso; y hay que aprender a vivir con eso porque no puede ser de otra manera. El amor de pareja es, un territorio propicio para los celos. Sé con certeza que hay hombres mejores que yo, más talentosos y amorosos. Sería una pérdida de tiempo querer eliminarlos a todos, principalmente si tomo en cuenta que voy a morir, y el tiempo que me queda, prefiero pasarlo en la intención de provocarte para que me amés cada día más.
Uno le pertenece a su ambiente, está atrapado en él y es en él donde hace sus elecciones. Todos viviendo las mismas pasiones humanas en el sitio donde nos tocó vivir. No cabe duda de que nuestras elecciones y relaciones son por contigüidad. Con suerte encontramos cosas buenas y hasta el amor, pero no es lo más común. Yo tuve suerte de coincidir contigo en espacio y tiempo.
Contigo aprendí que el amor no es una desgracia, una visión así me parece ahora demasiado cursi, aunque se le guíe tanto en esa dirección. Resiento que las canciones de amor sean de desamor. Yo te deseo, pero no como una carencia, amarte no es un chapuz. Mi deseo por ti es una fuerza para existir en todas direcciones.
La distancia me duele, pero confío en lo que hemos vivido, como una prueba de amor. Pero no puedo mentirte, hay cosas que necesito cerca y extraño nuestra intimidad.
En la situación que me encuentro busco tener momentos a solas para estar junto a ti y te pienso. Tal vez a lo lejos podás escuchar mi lamento y lo mucho que te extraño. No digo que lo intente, pero sería en vano intentar no recordarte, si lo hiciera perdería más la calma. Después de estar junto a ti y de adorarte, tu imagen la tengo grabada en el alma.
Es cierto lo que te escribo. Hay días en que me siento totalmente desvalido, como si el amor se me escurriera entre los dedos, y solo me queda la imaginación para mantener la llama ardiendo. Imaginar es mi recurso para crear la ilusión de tus caricias y poder así, engañar a mis sentidos. No es igual, pero funciona como un paliativo y me da la fuerza para seguir adelante y desafiar al tiempo que se empeña en separarnos.
Cuando no encuentro respuestas, hago como con las nubes y empiezo a ver formas donde no las hay. En mi deseo te imagino para tenerte y vivirte como cuando estás muy cerca. Cierro fuertemente los ojos para poder verte y así, voy sintiendo vivo el amor que crece dentro de mí hasta el punto de explotar, de quedar inerte, venciendo a la pasión que se despierta. Después de eso un cálido viento arrulla mi reposo, en un crepúsculo que yo siento infinito y que me estremece, mientras la fuerza interior va languideciendo. Que sea contigo es lo que lo hace hermoso. Aun doy bocados al aire.
Es algo espiritual, es estar y sentir donde hay tantos significados. En el mundo, el tedio de la vida se vuelve inevitable; un mundo como un parque temático. Hay gente buena y generosa, pero está dentro del parque. Yo quiero para mí una casa y la encontré; tu sos mi casa. El lugar a donde quiero volver todos los días; y aunque suene un tanto extraño, quisiera decirte que mi mayor deseo entre la rutina, el tedio y el hastío de vivir, es que querrás aburrirte conmigo el resto de tu vida.
Estoy lejos ahora, esperando y recordándote. Admirándote, y lo sé porque te amo, y el amor solo puede venir de la admiración, no creo que alguien pueda amar lo que desprecia. Amar es cuidar y me has cuidado, espero que yo también lo haya hecho un poco contigo. Ansío llegar pronto para caminar acompañados, en la confianza que nos ayude a vivir y con la ternura que solo da el amor.
Soy tuyo.