Recientemente el presidente de El Salvador, realizó una publicación a través de la red social X -antes twitter- con la frase “el siguiente paso” y adjuntó un video de una reunión del presidente con empresarios que invierten en el país hermano. Todo el video es digno de ser analizado desde varias perspectivas, por ejemplo, la impresionante plástica fascista, del dictador sentado por encima del nivel de sus invitados, sólo y alrededor sus aduladores, aunque oligarcas, pero serviles al dictador. Pero en esta opinión, me gustaría destacar las palabras de Juan José Gutiérrez, acompañado de Felipe y Juan Luis Bosch, de la Corporación Multi Inviersiones (CMI) que es el mejor reflejo del título de esta columna, sin embargo, me hizo falta nombrar que, el capital sólo tiene intereses que defender, máxima ganancia que proteger y muchos recursos y personas que sobreexplotar, sin importar sobre qué patria pasarse encima.
Las palabras de Gutiérrez son el mejor ejemplo del servilismo y de la lisonja para obtener mejores beneficios y es un sacrificio enorme el que uno debe realizar para poder oirle y digerir tal discurso. Como si se tratase de una corporación familiar multimillonaria en Guatemala y Honduras, alejada de la política y del quehacer del Estado, se queja ante el monarca, como que se dedicaran con exclusividad a la actividad empresarial, sin nunca haberse intrometido en el quehacer del Estado y sus instituciones. Vertió comentarios de un país que ha sido construido a imagen y semejanza de la oligarquía de la cual ellos forman parte. Como si esa Corporación en particular, no hubiera sido parte importante de los últimos 12 años de autoritarismo en Guatemala. Muy por el contrario alabó al dictador y refirió que ellos han sido testigos de la transformación y que lamentablemente la derecha (que está acá refirió) estamos “trabajando y produciendo”, mientras la izquierda se dedica a crear una narrativa para apoderarse del país; como si no les hubiera sido suficiente 70 años de dominio de la derecha, apoyada y financiada por ellos. En buena medida, los graves problemas que hoy aquejan a Centroamérica, incluyendo a El Salvador, son responsabilidad de estas oligarquías atrasadas, incultas y depredadoras.
El problema no es, ni de cerca, si una empresa es “tan guatemalteca o salvadoreña como tú”, porque bien sabemos que estas empresas que hacen gala del nacionalismo a ultranza, lo hacen con la única intención de ampliar sus márgenes de ganancia, porque con sus acciones dan cuenta que odian a la patria, no se sienten y no quisieran ser ni guatemaltecos, ni salvadoreños, más bien reclaman sus orígenes españoles, como una forma de separarse de los pueblos que habitamos estos territorios. Su odio se expresa, en su desprecio por nuestros recursos naturales, en la captura y saqueo de los ríos, en la sobreexplotación de la gente. En su discurso, está impreso lo que debería de indignarnos y por lo cual deberíamos de rechazar como población.