Según el artículo 103 del Código de Trabajo establece que “todo trabajador tiene derecho a devengar un salario mínimo que cubra sus necesidades normales de orden material, moral y cultural y que le permita satisfacer sus deberes como jefe de familia”, lo cual nos lleva a plantearnos que deberían considerarse esas necesidades normales y para ello tenemos el instrumento estadístico de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) y la Canasta Ampliada (CA) ambas para el ámbito urbano y rural, respectivamente. Según el INE nos refiere que para el mes pasado el costo de la CBA para el área urbana es de Q892.69 por persona y la rural es de Q690.42 por persona. Esto quiere decir que si una familia tiene 5 integrantes el valor de cada una sería de Q4,463.45 para las urbes y de Q3,452.10 para el área rural.
La CBA es un “conjunto de alimentos que constituyen un mínimo necesario para satisfacer al menos las necesidades energéticas y proteínicas de una persona;” sin embargo las personas y las familias requieren más que sólo alimentos y por ello el artículo 103 es muy claro al señalar lo que el salario mínimo debiese de cubrir y para ello la referencia es la CA, la cual se define como “el conjunto de bienes y servicios que satisfacen las necesidades ampliadas de los miembros de un hogar y conforme los datos declarados por los hogares, incluye alimentación, ropa y calzado, vivienda, mobiliario, salud, transporte, comunicaciones, recreación y cultura, bebidas alcohólicas, educación, restaurantes y hoteles, servicios financieros y cuidado personal”. Si no, cómo una familia lograría ir un domingo a Pollo Campero, ir de vacaciones al IRTRA, adquirir el premiado Botrán o cerveza Gallo, pagar las sobrevaloradas medicinas en las farmacias de marca y/o pagar los Q15.00 de parqueo en los centros comerciales.
Cabe señalar entonces que, para cumplir con el Código de Trabajo debe considerarse que el salario mínimo debe ser igual al costo de la CA que es de Q1,358.75 por persona en lo rural y de Q2,161.20 por persona en lo urbano. Con una familia de 5 integrantes, esto supondría un salario de Q6,793.75 y de Q10,806.00, respectivamente. Con la acertada decisión del gobierno de Arévalo aún existe una brecha para que las familias alcancen una remuneración equivalente a sus necesidades normales, dado que para el próximo año el salario mínimo quedaría entre los Q3,347.21 y los Q3,973.05. Al menos dos integrantes de la familia con el salario mínimo deberían de trabajar si desean reducir esa brecha entre el ingreso y el costo de la CA.
Lo anterior me lleva a plantear que la oposición al incremento al salario mínimo constituye no sólo una terrible inmoralidad, sino una profunda incapacidad empresarial de los agremiados del CACIF y a su vez es una muestra irrefutable de que sus privilegios y su desmedida riqueza se basan en el pago de salarios de hambre a las y los trabajadores. Acertada decisión del Presidente Arévalo, la cual debería de refrendarse para el 2025 y los años venideros.