Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

post author

Hace un año, como respuesta a la pretendida vulneración de la voluntad popular por parte del Ministerio Público, los Pueblos se levantaron, planteando así un importante hito histórico que sin lugar a dudas marcará el devenir del país en la actualidad y en el futuro.  Este Paro Nacional Indefinido no es más que el resultado de un crecimiento de la movilización de la ciudadanía y que expresa el crecimiento de la organización y movilización. Probablemente las capas medias dirán que es del 2015 a la fecha y los Pueblos Indígenas nos dirán que es la continuidad de una lucha de siglos, pero lo maravilloso del Paro fue la coincidencia de agendas y las posibilidades de tener un denominador común sobre el cual luchar.  El 2023 representó un año plagado de acciones extraordinarias que nos han colocado en un escenario único para transformar el país le guste a quien le guste, sin embargo, los mismos de siempre con su corrupción, impunidad y violencia no han sabido leer este momento y con ello siguen abonando a su propia destrucción.

Los Pueblos fueron sabios al elegir el 25 de junio y 20 de agosto de 2023, a la única expresión partidaria que quedó luego de las ilegales cancelaciones ejercidas. La sociedad al elegir al Movimiento Semilla, enviaba un poderoso mensaje a las élites mafiosas. Este mensaje era y es, que la sociedad está harta de seguir tolerando a los mismos criminales de siempre, financiados por los de siempre y con los mismos resultados de siempre.  Para variar las élites aglutinadas en el afamado Pacto de Corruptos no comprendieron el mensaje y una vez más subestimando a los Pueblos, intentaron a través de argucias mediocres vulnerar las elecciones. Los Pueblos no lo permitirían y aquellos mismos que han luchado siglos, junto a los que lo han hecho desde el 2015 salieron a las calles y las inundaron de dignidad, de resistencia, de rebeldía, de esperanza y alegría.  Durante 106 días las calles fueron de todos y todas, fueron de los eternos excluidos, fueron de los y las marginadas; hicieron del baile y del fútbol o del yoga las más lindas de las expresiones. Y así con su acción no violenta llevaron a Bernardo Arévalo hasta la silla presidencial; lo que antes habían hecho en las urnas, lo materializaron en las calles. Bernardo al igual que su padre, serán de los pocos presidentes que podrán jactarse que el Pueblo los acompañó en su toma de posesión.

A pesar de ese poderoso mensaje, los oligarcas, mafiosos, violadores de derechos humanos, es decir los criminales, con su sempiterna ignorancia persisten en sus acciones golpistas y con la pretendida instalación de un gobierno autoritario y hoy se han manifestado en el Congreso escogiendo a magistrados y magistradas a la Corte Suprema de Justicia vinculados a las viejas estructuras criminales que intentaron dar un golpe de Estado en el país. Estas mafias no terminan de comprender el poder radicado en los Pueblos y con su desprecio no hacen más que alimentar su propia destrucción y con ella las posibilidades de construir una Guatemala con futuro.

Artículo anteriorPropongo el 6 de octubre para rendir homenaje a la niñez desaparecida de Guatemala
Artículo siguienteSubsecretario Todd Robinson visita y recorre la Dirección General de la PNC