Por Jorge Santos
Cualquier sociedad que se precie de estar construyendo un presente promisorio, educa y forma a su población, en particular a la niñez y juventud.
El 15 de enero pasado, el Consejo Superior Universitario de la Usac emitió un comunicado, donde informaba que luego de haber graduado a más de siete promociones del Programa de Formación Inicial Docente (FID), como segunda etapa, de las cuales cuatro se han graduado, en diez unidades académicas de dicha casa de estudios y que a la fecha, el Ministerio de Educación (Mineduc) no ha contratado a ninguno de los profesores y profesoras graduadas de dicho programa, con lo cual no sólo, no se han alcanzado los objetivos de la Reforma a la Formación Inicial Docente del 2013, sino que se han afectado profundamente los derechos de la juventud y la niñez, así como de la sociedad en su conjunto.
Además, informa que los resultados de las pruebas de las y los graduandos del Mineduc y del examen de conocimientos básicos de Matemática de la Usac han evidenciado las limitadas competencias de las y los egresados del Bachillerato en Educación. La Usac suspende dicho Programa y solicita dialogo para discutir las rutas de solución a esta gravísima situación.
Todos y todas recordamos cuando la estructura criminal, disfrazada del partido político Patriota, impulsó desde el Mineduc la destrucción de la carrera magisterial a nivel diversificado y con ello instaurar un proceso de reforma a la formación inicial docente, trasladándola al nivel superior (universitario), para así, “contribuir a la calidad educativa en el nivel de educación primaria”. Las y los estudiantes de magisterio de aquellos años, intentaron que esto no se diera, primero solicitando diálogo y propusieron alternativas viables frente a dicha reforma, lo cual fue rechazado por la ministra de aquel entonces Cinthya del Águila. Ante dicha negativa de un Estado autoritario e incapaz de generar diálogo con sus poblaciones el estudiantado salió a las calles, generando acciones de resistencia que incluyeron un plantón frente a la sede del Mineduc, movilizaciones permanentes, ocupaciones pacíficas de sus respectivos Institutos, entre otras acciones de oposición a la enajenación absoluta y el beneficio exclusivo a los intereses del mercado y la élite depredadora de este país.
Hoy somos informados del fracaso de dicha reforma y sus nefastas consecuencias se harán cada vez más visibles. Evidentemente una sociedad, sin maestros y maestras y sin infraestructura educativa, está condenada a los peores males. Este rotundo fiasco es responsabilidad en primera instancia de una oligarquía que ha pretendido y pretende mantenernos en la peor de las ignorancias, para tener una gran masa de población que explotar, en segundo término de sus serviles actores que desde el Ministerio de Educación impulsaron esta Reforma, de aquellos “tanques de pensamiento” como el CIEN o la Universidad del Valle, que revistieron esta farsa de una narrativa academicista y evidentemente de una cada vez más corrupta dirigencia sindical magisterial al servicio de los actores de poder en el país.