Francisco Valle es el nombre del autor de este libro del que hoy hago una nota, “Pancho”, su apodo de muchos años. Lo conocí en la Escuela de Comercio en el ya lejano año de 1973, cuando ambos ingresamos a estudiar nuestra carrera de Perito Contador. Ambos practicábamos el básquetbol, pero yo me dedicaba más tiempo y me mantenía activo en el volibol. Pancho llegó a ser el capitán de la selección mayor de la Escuela de Comercio, un merecido reconocimiento, no solo a su gran capacidad para defender y atacar en el básquetbol, pero además su don de gente para cohesionar a los miembros del equipo e invitarlos a luchar para ganar.
De esta cuenta, el título del libro habla del Capitán y sus relatos, haciendo referencia a este nivel de reconocimiento que adquirió Pancho en el equipo de la clasificada Escuela de Comercio.
La oportunidad que tuve de escuchar a Pancho en la presentación del libro me llevó por los años de estudiante de perito en la escuela y justamente es uno de los temas que aborda con gran detalle Pancho. Él señala un detalle que yo había olvidado, cuando jugaba la selección de la escuela se les daba permiso a los estudiantes para ir a ver el juego, ello significaba un mar de estudiantes moviéndose de sus aulas y -la gran mayoría-, caminando hacia el gimnasio Teodoro Palacios Flores.
Pancho evoca sus años en la Colonia Castañas, contándonos con sumo detalle cómo se formó la colonia y cuáles fueron las grandes limitaciones de su familia para sobrevivir y seguir adelante, a pesar de todo. No cabe duda de que esto forjó el carácter luchador de Pancho. Igualmente, nos cuenta acerca de sus amigos en este barrio, los partidos de fútbol, algunos personajes que destaca Pancho que eran personas que se entregaban a cualquier labor social sin pedir nada a cambio.
Pancho también nos relata cómo conoció a su actual esposa, cuando con un su amigo movilizándose en un camión, se detuvieron en un lugar a esperar a alguien, pero justamente el camión quedó enfrente de una casa en donde una señorita vivía, él se quedó prendado de ella para siempre y así nació el amor que hoy los mantiene unidos a ambos, con una pléyade de hijos y nietos.
También Pancho evoca aquellos momentos políticos difíciles del país, en los años que nosotros estudiábamos. Pancho cuenta una anécdota en la cual con unos sus amigos tuvieron que esconderse en un almacén, pues la policía venía reprimiendo a manifestantes, pero no reparaban en atacar a cualquier transeúnte.
Cuando Pancho cuenta acerca de sus días en Chiquimulilla, se abre un espacio enorme de buenos momentos que seguramente ocurrieron durante períodos vacacionales largos, tales como Semana Santa y Navidad. Ahí cuenta Pancho, algo que no sabía que los muchachos iban a las casas a “pedir gorra”, o algo así, una tradición de su pueblo, así como habla de las fiestas del pueblo y amigos de infancia que caminaron ese tramo de la vida con él.
Cuando leí esto de Chiquimulilla, me llevó a los relatos del doctor René Arturo Villegas Lara, quien cuenta una serie de anécdotas de su pueblo de una forma fantástica y que me gusta mucho leerlo, así que Pancho consiguió ponerse en ese mismo plano del relato del pueblo de antiguos tiempos y alegres momentos.
Los Relatos del Capitán es un libro que se lee con fluidez, su lectura y contenido lo capturan a uno hasta que lo termina, pero constituye un aporte significativo a la lectura principalmente para los jóvenes, para que puedan contrastar su actual realidad con la que nosotros vivimos.
Pancho, te felicito por este libro que nos abrió los recuerdos de aquellos años en la Escuela de Comercio, así como nos permitiste vivir tus anécdotas familiares y vivencias del pueblo.







