La reciente resolución de la Corte de Constitucionalidad representa una afrenta jurídica, más bien una caricatura legal, cuando en forma unánime deciden que el Reglamento de Desechos Sólidos es contrario a la Constitución y que viola la autonomía de las municipalidades. La argucia esgrimida realmente es pobre en su análisis, lo cual es el reflejo de que la misma no está asentada en el derecho, sino responde a los intereses de los alcaldes.
Esta resolución no es más que otro bandazo que la CC nos muestra como resultado de su pobre e ilegítima actuación, pues hay que recordar que la actual conformación de la CC es una mezcla de personajes que mezclan malos abogados y sin historia jurídica, ni experiencia, así como otros que siempre están en la lista de las élites económicas, otras sin ningún vestigio de conocimiento jurídico, sino más bien religioso y una más que fue el resultado de no encontrar a quien proponer para cerrar el círculo de magistrados ad-hoc para evitar problemas de un Gobierno saliente y de pésima actuación.
Es por ello que los bandazos a los cuales aludo no son casuales, al contrario, con algunos que no generan grandes aspavientos se tratan -en vano ciertamente-, de congraciarse con la sociedad -tal es el caso, de que los juicios contra periodistas deben ventilarse en un tribunal de imprenta-, haciendo alarde de cuerpos jurídicos que le dan sustento, pero su resolución busca enviar mensajes en los cuales quieren decir que sus resoluciones son basadas en el marco jurídico existente y se pretenden pintar la cara de independencia y congraciarse con los grupos de la sociedad que luchan por cambiar el estado de cosas de este país.
Esta actual magistratura de constitucionalidad pasará a la historia como una de las peores en su desempeño, -posiblemente me quedo corto, al final es la más desprestigiada y la más alineada con intereses de todo tipo-, pero en este caso su resolución toma un carácter simbólico más pues con declarar inconstitucional el Reglamento de Desechos Orgánicos, sientan el peligroso precedente de ir en contra del futuro, pignorándolo seriamente, pues ello implica que si el Ministerio de Ambiente no puede impulsar este reglamento, lo deja en manos de las alcaldías, las cuales para información de los sesudos magistrados de la CC, no gastan más allá del 2% en el manejo de desechos sólidos o basuras pues (este dato es comprobable, pero este no es el espacio), lo cual deja a la población sin la posibilidad que los alcaldes resuelvan esta problemática, situación que no les interesa pues sus intereses se encuentran orientados hacia otras erogaciones.
La historia reciente, en el marco de las iniciativas que han sido revertidas -sin más sentido, que responder a intereses-, sólo durante este régimen, muestran una CC, que se lanza a sacar resoluciones sin conocimiento, sin estudio serio, pero lo peor, hipotecando el futuro de nuestra sociedad, pues ni las decisiones más simples pero trascendentales como una Ley de Desechos Orgánicos, es tirada -valga la ironía-, a la basura, simplemente porque las alcaldías -principalmente las metropolitanas-, no pretenden bajo ningún motivo “perder su tiempo en ningunerías”, pues ellos tienen otras motivaciones más importantes en otros espacios.
Cada vez se cierran más espacios para delinear un mejor futuro para la sociedad, acá los que siempre han mandado, no les interesa que se generen cambios o se delineen transformaciones, acá se seguirá haciendo lo que siempre se ha hecho -según ellos- y nadie nos va a quitar el poder que siempre hemos detentado, dicen ellos sin ninguna vergüenza-.
La crisis civilizatoria se hace cada vez más profunda y con ello se hunde el futuro de nuestra sociedad, y ahí es donde firman los magistrados actuales de la CC. Qué vergüenza.