La llegada de Trump de nuevo al poder en Estados Unidos, está marcando un cambio de época sin duda. El evento de su asunción pudo demostrar cómo todos aquellos grandes millonarios ligados principalmente a las nuevas tecnologías en el mundo asistían con complacencia a esta nueva fase de demostración y constatación del poder por parte de Trump.
De inmediato se vino un aluvión de decisiones muchas de ellas en forma aleatoria, pues así como se salía del Acuerdo de París, quitaba los programas tanto educativos como de salud en materia de transgénero, así como anunciaba a los pocos días el cierre de la otrora poderosa USAID o Agencia para el Desarrollo Internacional, la cual organizaba y financiaba en todo el mundo una serie de programas y proyectos para mejorar diferentes problemáticas en cada país. Eso, según Elon Musk se acabó, según la agencia se había convertido en una oficina que dilapidaba recursos para otros países, mientras su equipo se metía a las oficinas a inquirir por proyectos, gastos, documentos y toda evidencia posible que respaldara su afirmación, de que había que cerrarla, decisión que avaló el propio Trump.
Trump inició una cruzada dolorosa en contra de los migrantes, bajo una campaña que los adscribe como personas que representan el mal, en este caso los migrantes. Para ello inició una serie de barridas que apunta a sacar de Estados Unidos a todo indocumentado, para lo cual se realizan movilizaciones impresionantes en diferentes lugares de trabajo, escuelas, negocios y edificios para capturar y sacar del país sin mayor miramiento a todos aquellos que osaron irse a vivir a Estados Unidos y que para él y su gente son criminales, únicamente por el pecado de haber ido a buscar oportunidades. El drama humano alrededor de esta decisión es impresionante y, por demás, doloroso, pues destruye todo aquel esfuerzo logrado con años de muchos compatriotas en las tierras gringas, pero demás acaba con la integración familiar –no les importa si son padres, madres o hijos-, además que les rompe la potencialidad de mantener sus propios activos –casa, apartamento, vehículo-, así como los pone en aprietos con sus cuentas bancarias y demás.
Trump se convirtió en un libertario, ni siquiera en un neoliberal, al contrario con un pensamiento que destruye las instituciones del Estado, destituye a personas que estuvieron trabajando con el ex presidente Biden, ataca a los medios que se manifestaron en su contra y pretende con ello, según él, construir su sueño de Make America Great Again, MAGA.
No ha tenido tampoco remilgos para imponer sus deseos. Marco Rubio, su actual Secretario de Estado, ha venido a Centroamérica a imponer las decisiones de Trump, ya sentó al presidente panameño para que desista de mantener la administración del canal de Panamá con China, ya le inquirió al mandatario de Costa Rica que ve mal el acercamiento de su país con China, con Bukele no hubo imposiciones, ahí el mandatario salvadoreño se alineó dócilmente a las solicitudes de Rubio y ayer vino a Guatemala, pero no ha trascendido cuáles son los acuerdos.
En el ámbito internacional, rompiendo con años de trabajo y esfuerzos de la Organización Mundial de Comercio, OMC, y contraviniendo los planteamientos de este ente multinacional de buscar el desmantelamiento de los aranceles, así como de su reducción paulatina para propiciar un libre flujo de bienes y servicios a nivel internacional, ha convertido al arancel en el nuevo garrote de la política exterior norteamericana.
Así, blandiendo el arancel como garrote, no escatima en anunciar que impone aranceles del 25% a los productos importados de Colombia –atacando sin piedad al presidente Petro-, la misma cifra del 25% -se obsesionó con esta cifra, parece-, les indicó a México y Canadá –sus socios al nivel del TMEC- y así también se lo señaló a China.
Ya adelantó que quiere comprar Groenlandia a los daneses y seguramente así seguirá destruyendo todo lo que para él resulta un obstáculo para sus ideas libertarias. Habrá que ver que nos depara el futuro cuando inicie el atropello en Europa, pero también hay que mencionar –tal como lo señala mi buen amigo Jorge Rodríguez-, toda opresión, toda actitud dictatorial genera su propia resistencia, veremos cómo sigue esta historia y tendremos ahora una nueva versión del garrote convertido en arancel.