La cuestión de la calidad del aire en Guatemala se volvió noticia hasta hace algunas semanas. Sin embargo, a pesar que pareciera un problema coyuntural, la realidad -vista desde la perspectiva de la abundante información científica que existe-, no lo es, pareciera que estamos frente a una problemática que se ha convertido en un flagelo pero de carácter estructural. Esta nota busca orientar más al respecto.
La contaminación del aire puede darse bajo la confluencia de varios fenómenos puramente derivados del crecimiento urbano tales: como la congestión vehicular, el crecimiento desordenado de las ciudades, la quema de combustibles fósiles, el crecimiento inusitado de industrias que generan emisiones, los incendios forestales y otras fuentes que propician la conjugación de diferentes factores que contaminan el aire.
Según la Secretaría de Ambiente y Recursos Naturales de México, las fuentes de contaminación se pueden clasificar de la siguiente forma:
Fuentes puntuales que se caracterizan por ser estacionarias o estar en un punto fijo como las plantas de energía, industrias químicas, refinerías de petróleo y fábricas.
Fuentes móviles que abarcan todas las formas de transporte y los vehículos automotores.
Fuentes de área. Todas aquellas actividades que en conjunto afectan la calidad del aire, como el uso de madera, imprentas, tintorerías o actividades agrícolas, por mencionar algunas, y
Fuentes naturales o biogénicas. Son resultado de fenómenos de la vida animal y vegetal, como las emisiones producidas por los volcanes, océanos y la erosión del suelo.
Por otra parte, la misma fuente refiere que en cuanto al origen del contaminante, se distinguen dos tipos:
Contaminantes primarios. Provienen directamente de fuentes de emisión como el plomo, monóxido de carbono, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos y material particulado; y
Contaminantes secundarios. Originados en el aire por la interacción entre dos o más contaminantes primarios o por sus reacciones con otros componentes de la atmósfera; como en los casos del ozono, del peroxiacetil-nitrato, de los sulfatos, de nitratos, así como del ácido sulfúrico.
A pesar de las grandes diferencias existentes entre México y Guatemala, las fuentes de contaminación, así como los tipos de contaminante no distan de ser comunes. La contaminación del aire se refiere a sustancias que se encuentran suspendidas en el aire y que van en detrimento de la salud humana. En niveles elevados o significativos todos los tipos de polución poseen un riesgo en contra de la salud.
El material particulado o PM (por sus siglas en inglés), según el Air Quality Life Index, de la Universidad de Chicago, utiliza datos de PM2.5, que significan Material Particulado menor a 2.5 micrómetros de diámetro aerodinámico, que son partículas de polvo que por su tamaño tan pequeño pueden generar efectos negativos a la salud al ser inhalados de forma constante.
Según este índice, en Guatemala, el municipio de Mixco es el de mayor contaminación del aire con un promedio de 50.3 ug/m3 de PM2.5, mientras que la OMS refiere que el promedio anual de ser menor a 5 ug/m3, lo que implica que Mixco tiene 10 veces mayor contaminado el aire que lo sugerido por la OMS. Según el índice, con el aire contaminado que respiramos se pierden 44 años de esperanza de vida, lo que es equivalente a los años de vida que pierde un fumador.
El indicador a nivel de país, tampoco es positivo, pues indica que en promedio para Guatemala se mantuvo en 29 ug/m3, lo que es también altamente significativamente con respecto a los 5 ug/m3 que recomienda la OMS, lo que implica que el problema de contaminación del aire es un flagelo que debe atenderse por las instituciones responsables.
Si a ello se suma el crecimiento significativo del sector informal, se puede colegir que estas personas que se ganan la vida diariamente en la calle, están altamente expuestas a dicha contaminación y que deberían ser sujetos de apoyo por parte de las instituciones del Estado, como grupos altamente vulnerables por contaminación.
La problemática de la contaminación del aire y del agua representan hoy por hoy, una condición que amerita su atención y que merecen tener prioridad dentro de las políticas públicas correspondientes, la prioridad del medio ambiente, sin duda, debe ser otra y no la marginal que actualmente ostenta.