Todo empezó con la erosión permanente a la CICIG y su posterior cancelación. A partir de acá, todo era parranda, no habría más demandas judiciales a prominentes miembros de las élites, tampoco habría funcionarios acusados de corrupción, pero eso sí, no le perdonarían a nadie que hubiera iniciado procesos contra funcionarios o miembros del sector privado y las élites, de esta cuenta jueces, fiscales, periodistas, activistas o cualquier persona opositora a retomar el rumbo conservador.
La revuelta conservadora continúo, sin parar. Gana una persona sin luces las elecciones, pero consigue aglutinar a todos en una masa amorfa que conforman el llamado Pacto de Corruptos, acá se entrelazan empresarios conservadores, miembros de las élites que viven en la Guerra Fría, funcionarios, magistrados, jueces y fiscales alineados al pacto, élites emergentes que se enriquecieron con el patrimonio del Estado, miembros del crimen organizado y el narcotráfico, y, pastores engaña-bobos que también acuerpan.
Luego, al abrir las elecciones se diseña el fraude previo. No permitir que ningún partido que goce de cierto peso electoral y que además sea contestatario, pueda correr en las elecciones, así salen MLP, luego el partido de Roberto Arzú y al final Carlos Pineda –ambos conservadores, pero con peso político en las encuestas-, pero para asegurarse del fraude o del “cartón lleno” ad hoc, se excluye a Foppa y a Aldo Dávila.
Así todo estaba listo, montado el fraude y asegurada la ganancia del candidato elegido por el Ejecutivo, Legislativo, Judicial, CC, TSE, pero la situación cambia, la Revolución Silenciosa gana votando por Semilla, un apoyo indiscutible, inesperado, pero agradable. Así Semilla alcanza el segundo lugar y con ello va a una segunda vuelta en contra de la UNE y Sandra Torres.
El ataque inicia inmediatamente, apenas conocidos los resultados Sandra Torres plantea la polarización en contra de Semilla y se convierte en el pivote que concita al Pacto de Corruptos de nuevo, vaya paradoja de la vida. Ella que fue ninguneada en la elección anterior por el sector privado y las élites, hoy representa su espuria esperanza.
Pero en el fondo saben que van a perder. Se diseña una nueva estrategia, que se perfila a partir de la protesta de Creo en la elección municipal, entonces aprovechan el resto de partidos para alegar fraude, vaya si no da risa estimado lectora y lector, los que armaron el fraude hoy dicen que Semilla hizo fraude.
El miedo empieza a emerger. El Pacto de Corruptos sabe bien que perderán estas elecciones y que para ello deben montar una revuelta que permita anular, suspender o empantanar la segunda vuelta o en el peor de los casos apresurarse a abrir las cajas para que el tribunal de inquisición entre y diga que como hay evidencias de fraude, se cancelan las elecciones, la CC sería el espacio oportuno para convalidar este argumento y alargar el período del limitado Giammattei.
Pero el tiro les salió por la culata, fueron presas de sus propias “innovaciones”, el nuevo software para conteo, asegura que no puedan tocar o alterar las boletas. El miedo se hace pánico y hoy se encuentran en estado paralizado y esta condición puede ser peor, puede concitar llevar la situación a un rompimiento constitucional, pero arreglado y legitimado por las instituciones y así evitar que, según ellos, gane Semilla.
No se puede relajar ningún ciudadano o ciudadana, no, es necesario estar atentos, es necesario ser observadores y críticos de este momento. Puede ser y, de llevarse a cabo las elecciones será, la oportunidad para el cambio de rumbo de este país, para reconfigurar una sociedad y hacerla inclusiva, solidaria y beneficiaria del bien común. Adelante Semilla, no desmayen, el pueblo los apoya y bajo el grito histórico de Viva Arévalo, cambiemos a este país y nuestra sociedad.