Juan José Narciso Chúa

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Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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La puesta en vigor de la ley CS/SB 1718 en el Estado de Florida, en Estados Unidos, a propuesta del legislador republicano Ron de Santis, ha provocado un serio problema en contra de la comunidad de migrantes puesto que la misma establece una serie de restricciones para aquellas personas que transporten, contraten o apoyen a cualquier migrante que se encuentra sin los papeles correspondientes.

No cabe duda que la diatriba que promulgó Trump en su momento, todavía tiene eco en estados como el de Florida en donde, según el diario La Hora, puede afectar a más de 145,000 chapines que justamente trabajan en diferentes espacios laborales como la construcción, la hotelería, la agricultura y otras actividades de servicios y que a partir de la aprobación de esta legislación, muchos o todos ellos tendrán que buscar otras alternativas laborales, cosa que no es fácil, principalmente cuando estos compatriotas ya habían fincado su residencia y sus sueños en este estado.

La reiteración de legislaciones punitivas contra los migrantes hoy representa otro gran dilema para su vida en aquellas tierras pues necesitarán buscar u otros trabajos o bien otros estados en donde establecerse, pero esto escrito en palabras aparenta ser fácil, pero la realidad es que no es fácil la movilización y si aún así se hiciera, encontrar otras oportunidades en otros espacios tampoco es sencilla.

Las instituciones estadounidenses -principalmente cuando las gobernaciones, el congreso y el senado estatal, son dominadas por los republicanos-, han venido degradándose, pues su visión sobre la migración es torpe, muy limitada y el único planteamiento es el represivo, bajo el argumento que los migrantes están ocupando y expulsando -de dónde habrán sacado semejante absurdo-, a sus compatriotas.

La política migratoria de Trump significó un salto cualitativo hacia la represión de los migrantes, pues incluso muchas personas fueron sujeto de atropellos, represión y hasta la muerte por parte de los funcionarios que se encuentran a cargo de la migración en ese país. Este salto provocó en muchos, contradictoriamente, la felicidad de muchos conservadores obtusos y que creen que Trump es la salvación de ese país, que cada vez muestra más señales de degradación.

Persistir en la actitud represiva contra los migrantes es justamente una muestra de esa pésima actitud de no querer iniciar un proceso regulatorio serio sobre los migrantes, en lugar de generar una ola de represión contra toda la población latina que se ha movilizado hacia Estados Unidos, buscando mejorar sus condiciones de vida, un hecho, que, sin duda, muchos lo han conseguido con esfuerzo y trabajo.

Los migrantes, en este caso, los guatemaltecos, son personas que no encontraron oportunidades en su país, pero que al estar allá se dedican con esfuerzo, energía y dedicación a realizar las tareas que les solicitan por sus empleadores, a pesar que muchas veces no tienen un trato adecuado, pero siguen ahí estoicamente, luchando por labrar su porvenir y el de sus familias.

En esta materia hay un tik tok de una persona que muestra en una obra de construcción desolada porque no llegaron a trabajar los migrantes y les aplaude su actitud, puesto que efectivamente quien tomará esos empleos y lo desempeñará como sólo ellos lo saben hacer. Es tiempo que las autoridades estadounidenses hablen con seriedad sobre la migración, pero con perspectivas abiertas y amplias y no bajo la visión estrecha y limitada de una persona como Donald Trump.

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