Las dinámicas e inercias de las actuales elecciones se muestran cada vez más extrañas, pero por ello no dejan de ser interesantes, principalmente aquellas que a través de las encuestas fijan comportamientos y percepciones de los electores que parece –por lo menos hasta el momento-, que cuestionan y disienten del modelo que prepararon los grupos que en el bloque del poder y que parece ser que el mismo presenta grietas y fisuras, pero lo más importante es que el pueblo como elector parece enfrentarse silenciosamente a una maniobra electoral amañada.
Me explico. El primer punto de esta malévola estrategia pretendía, sin duda, apuntalar a un candidato oficial que se presentaba sugerente para el Pacto de Corruptos –empresarios y élites conservadores, exmilitares y los actuales funcionarios, magistrados y jueces y hasta iglesias fundamentalistas-.
La idea original era reelegir por primera vez, al candidato del partido oficial, pero de acuerdo a las distintas encuestas su posición no ha conseguido cuajar en el universo de electores, se coloca todavía muy debajo de los y las candidatas que hoy –momentáneamente-, lideran los porcentajes en las encuestas.
Otro fenómeno interesante es que la candidata que lideró desde el principio las encuestas, ha llegado a su techo y hoy su posición se estancó y de acá si se mantiene este punto fijo, se prevé su caída. La que empezó también como segunda, muy cercana de la anterior candidata, empezó a rezagarse y ciertamente se mantiene en un segundo lugar, pero parece que también empezó a desacelerarse.
Ambas candidatas tienen el hándicap adicional que su voto negativo es elevado; es decir, la desconfianza que despiertan en el electorado se estima bastante alta, con lo cual, a pesar de sus posiciones temporales de líderes, se torna bastante sombría. Es más, en alguna encuesta se midió la desconfianza como un factor y ambas son las que mayor desconfianza presentan, empezando por la candidata que lidera las encuestas.
El caso de Mulet muestra también un proceso lento pero ascendente en su posición, pero todavía debajo de las candidatas anteriores; sin embargo, su tendencia si se mantiene creciente, pero a una tasa de crecimiento baja, puede alcanzar el segundo lugar en el espacio de tiempo que queda para las elecciones. A pesar de ello, la desconfianza que muestra ante las encuestas lo coloca como el tercer lugar en desconfianza.
El caso de Manuel Villacorta parece ser el más significativo –de acuerdo a ciertas encuestas-, y pareciera que, con él, la población está contrariando a estas elecciones sin credibilidad y contradiciendo al proyecto político del Pacto de Corruptos. Su ascenso es indiscutible y la capitalización de la indignación de la población con respecto al actual estado de cosas, puede ser un elemento que lo catapulte como un candidato que le rompa el esquema al bloque en el poder.
Carlos Pineda empezó muy bien, pero en un punto determinado del actual mes, parece que se cayó precipitadamente, con lo cual sus esperanzas de modificar esta tendencia se hace cuesta arriba.
En el caso de la alcaldía de la Ciudad de Guatemala, la situación también parece que la población ya muestra fatiga de una administración eternizada y sin luces de cambio. No es extraño, por ello, que hayan sacado del proceso de elecciones a Juan Francisco Foppa, una persona que ha mostrado tenacidad y ha jugado un papel de oposición al actual sistema. Esto podría provocar un corrimiento significativo hacia la planilla de Semilla y Winaq-URNG, para cambiar la gestión edil.
Se abren pequeñas ventanas de esperanza para la población, a pesar de tener que votar dentro de un marco excluyente y fraudulento. Ojalá que así sea.