Juan José Narciso Chúa

juannarciso55@yahoo.com

Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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Durante estos meses tan variados para el análisis, en el entorno de un desprestigiado proceso de campaña electoral y de elecciones, la situación continúa siendo la misma, tal como se proyectó por parte del Pacto de Corruptos desde el inicio. Unas elecciones hechas ad hoc para no cambiar nada, los candidatos se deciden antes de inscribirlos y aquellos que se ponen malcriados durante el proceso, pues también se expulsan.

La negativa de inscribir al MLP, a Roberto Arzú, a Aldo Dávila y a Julio Solórzano Foppa, es una muestra palpable de que cualquier candidato o partido político que represente peligro de ganar o, por lo menos de constituir un punto de quiebre en estas desprestigiadas elecciones, se queda afuera utilizando cualquier argucia “legal”.

En esta inercia, la situación parece perfilarse aún peor para nuestra sociedad. Efectivamente, el régimen anterior del perverso de Jimmy Morales y el inservible período actual encabezado por Alejandro Giammattei, representaron los primeros nodos o eslabones de una cadena que hoy toma más cuerpo y parece consolidarse –terriblemente para todos nosotros-, para el futuro.

Parece que no sólo las elecciones serán completamente carentes de legitimidad, pues votar no es la única opción, sino elegir representaba una ventana de oxígeno para respirar aires efectivamente democráticos y potencialmente constituía una esperanza de cambiar o de, por lo menos, hacer un giro estratégico para el derrotero del país.

Pero tampoco los candidatos que encabezan las encuestas hasta hoy, parece que tampoco representan una alternativa distinta, acá tal vez valdría la pena indicar que potencialmente Edmond Mulet podría tener una mayor vocación democrática, sin que con ello deje de ser un conservador y que al final termine engullido y, lo peor, maniatado por el sistema y principalmente por este proyecto que ahora trato de identificar.

El grupo de empresarios conservadores y que son parte conspicua del Pacto de Corruptos, están claros que requieren de tontos útiles –aunque el mejor adjetivo sería inútiles-, para mantener su posición de control de la economía, de control del Estado, de una justicia encadenada además de enjaulada y de instituciones de “pita corta” de control del Estado.
Para ello se aprestan a constituir un proyecto de largo plazo, en una emulación de aquél proyecto militar que inició en 1970 y se extendió con fraudes electorales hasta 1982, mismo que fue roto en el camino con Ríos Montt y luego Mejía Víctores, pero bajo control militar y una alianza estratégica con las élites. Así desfilaron Arana Osorio, Kjell Laugerud, Lucas García y el “electo” Aníbal Guevara.

El proyecto que se pretende instituir ahora pasa por consolidar el dominio de las élites, pero conviviendo con élites emergentes –ex funcionarios y operadores venidos a millonarios a costa del patrimonio del Estado y lo peor el crimen organizado. Para conducirlo con “presidentitos o presidentitas” que se alineen y no alteren el estado de cosas, para representar la auténtica construcción de una “dictadura institucional”, con recambios de gobiernos, pero en el fondo, nada.

Así, nos encaminamos a refrendar por medio de un voto –“con cartón lleno”-, que no permite elegir a nadie distintos de los candidatos que ellos deciden. Ojalá ese gran grupo dominante en las encuestas del 38% aproximadamente de indecisos, se inclinara por candidatos que efectivamente puedan romper con una inercia que nos ahoga y margina cada vez más (VOS, Semilla, Winaq-URNG, por ejemplo). Es muy difícil pero no imposible, ocurrieron situaciones de giros completos en elecciones que deben constituir ejemplos a seguir (España, Perú, Argentina, para citar algunos). ¿Difícil?, sin duda, sí, ¿imposible?, NO.

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