Grecia Aguilera
El “Jardín José Martí”, ubicado en la Ciudad de Guatemala en la Avenida Las Américas, se inauguró en el año 2013, como un homenaje al 160 aniversario del natalicio del héroe cubano y a la vez en reconocimiento por los lazos de amistad que existen entre Guatemala y Cuba desde 1875.
En ese jardín se colocó un hermoso monumento dedicado al llamado “Apóstol de Cuba”, que me inspiró la siguiente prosa lírica: “De la colisión de olas marinas surge majestuosa y solemne la efigie de José Martí, observando la extensa vereda que viene de caminos lejanos hacia otros aún más infinitos, sostiene en su brazo derecho hacia el corazón, su obra maestra, donde brota tiernamente una reveladora rosa blanca, mientras que su brazo izquierdo abraza el batir del viento.”
Para construir el magnífico monumento se usó ferro cemento, esta figura está recubierta de polvo de piedra procedente de las montañas de la zona oriental de Guatemala, y mide más de tres metros de altura; la estatua de José Martí es obra de los maestros cubanos Andrés González y Óscar Luis González; la base de granito que soporta la estatua fue hecha en 1973 por el maestro Efraín Recinos, dicha base durante años fue el pedestal de la escultura ecuestre de Justo Rufino Barrios.
José Julián Martí Pérez, es uno de los grandes pensadores que ha gestado América; nació el 28 de enero de 1853 en La Habana, Cuba y murió en la escaramuza de Dos Ríos el 19 de mayo de 1895 a la edad de 42 años, sus alumnos lo llamaban “Profesor torrente”, por las constantes ideas que emanaba en sus magistrales cátedras.
Aquí en Guatemala ha quedado grabada la mirada eterna de José Martí, centinela que nos cuida en el Sur de la Ciudad con este colosal monumento, y que también nos mira desde el Norte de la Ciudad, en la entrada de la Avenida Independencia zona 2, donde se encuentra su famoso Busto, frente a la transitada calle que lleva su nombre desde 1953, con motivo del Centenario de su Nacimiento; de esta manera demuestra Guatemala su reconocimiento y admiración a quien conoció y amó esta tierra.
La placa colocada en el “Jardín José Martí” tiene escritos los primeros versos de su famoso poema: “La niña de Guatemala”, un gran homenaje para quien entregó todo su amor y se ha convertido en un ser universal.
Dentro de sus “Versos sencillos”, el poema IX inicia como un himno, y sigue como un canto colmado de añoranza, que brotó de su triste corazón:
“Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos,
y las orlas de reseda
y de jazmín: la enterramos
en una caja de seda…
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado:
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores…
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer:
ella se murió de amor.
Como de bronce candente
al beso de despedida
era su frente, ¡la frente
que más he amado en mi vida!
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío:
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.”
En este año 2022, se cumplieron 169 años de su nacimiento, y 127 años de su fallecimiento, por tal motivo he recordado la inauguración del jardín que lleva su nombre, conjuntamente con el busto y el grandioso monumento. ¡Vítores por siempre a José Martí!