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“El verdadero caballero es el que solo predica lo que practica”. Confucio

Del político lo que espera la sociedad a la que representa, es que sea congruente lo que dice con lo que hace, porque recordemos que no solamente se encuentra en determinado espacio público, para que tome decisiones que van a impactar en la población, que para eso le eligió, se encuentra también para que llegue a consensos con otros que no piensen igual que él, porque recordemos que nuestra población producto de su propio multiculturalismo, da lugar a que coexistan varias ideologías, lo que hace necesario el diálogo de los funcionarios que toman decisiones, derivado de esto la decisión de cada funcionario público que está por elección popular, tiene un significado especial.

Una de las cosas que más es tomada en cuenta en forma negativa, por parte de quien observa el quehacer del político es que este diga una cosa y haga otra, porque no se concibe que “cambie de opinión” en su labor, ya que no es lo mismo que un comerciante diga una cosa y haga la otra, porque se mueve por intereses eminentemente lucrativos, a diferencia del político que toma decisiones en beneficio de la generalidad, no de un grupo especial, que es lo que se espera.

Soy seguidora de la política española, porque viví ahí, y me quedé en cierta forma enganchada de lo que ahí sucede, y por qué no decirlo hago evaluaciones constantes del por qué somos como somos en todos los sentidos, tomando en cuenta nuestro pasado, esto me ha permitido evaluar en tiempo real cómo los políticos de esa sociedad liderados por su presidente, en el mismo instante en el que ha hecho algo lo desmiente, de una forma tan impune que no se si merezca el voto popular, un ejemplo es que “firmó la declaración final de la Haya, aunque realizó antes una comparecencia ante los medios, sin ningún periodista presente, en la que anunció que había logrado un pacto con la OTAN por el que “España gastará el 2,1% del PIB en defensa, ni más ni menos”. Algo que fue desmentido posteriormente por el secretario general de la OTAN, Mark, todo en tiempo real.

Pero esa es otra sociedad, otra realidad y por ende otra forma de ver la vida, nos parezca o no, para lo único que nos puede servir a nosotros es para hacer referencia y poder entender nuestros propios fenómenos sociales, dentro de los que se encuentran especialmente los políticos, porque inciden enormemente en lo económico que al fin es el motor de cualquier sociedad y en lo humanitario que es la base de esta.

Es por todo lo anterior que, cuando un político de los más visibles en el espectro político nacional actual, se contradice en sus actos, a la luz de la información instantánea con la que contamos, ese actuar nos hace cuestionarnos que, si en este momento se tuviera que redactar una constitución, muchas cosas serían tomadas en cuenta para decidir quiénes serían parte de los poderes del Estado, creo que a estas alturas, lo más probable es que todos pasaran examen antes de acceder a cualquier cargo público, sea por elección popular o no.

Estando así las cosas, el hecho de que el diputado Pérez haya presentado una moción para reformar un artículo del proyecto de ley con la cual busca que el CACIF sea excluido del Conadie, y que el mismo legislador haya firmado el dictamen favorable que dio la Comisión de Finanzas del Congreso a la iniciativa de ley 6433, en el que se incluía el mismo artículo 9 que incluye al CACIF como parte de Conadie, sin que haya razonado su voto es más que una anomalía política.

Sin importar el país, entre la ideología y la posición, la falta de coherencia en nuestros políticos llama a no confiar en ellos, de ahí que pocos repitan, y no es infinita esa repetición.

La mujer del César no solo debe serlo, debe parecerlo, dijo Julio César, en 63 A.C., y hoy sigue tan vigente como en esa época.

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