«La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes» Martin Luther King, Jr.
Desde hace mucho tiempo se ha utilizado la prisión para otros fines, que no tienen relación con el objetivo de esta, menos la preventiva, que tiene como función la de una medida cautelar que restringe la libertad de una persona investigada por un delito, que persigue entre otros objetivos evitar la fuga o la obstaculización de la investigación.
Sin embargo, se desnaturaliza cuando la persona es detenida mucho tiempo después (15 días en adelante) de haberse llevado a cabo el supuesto hecho delictivo, porque ya ha tenido tiempo de destruir pruebas, y si sigue en el país, no se va a ir, si mucha es la duda se le puede dictar arresto domiciliario, pero mandarlo a la cárcel bastante saturada, no tiene sentido.
Peor es el tiempo que tardan los juzgados en determinados casos para llevar a cabo la audiencia de conocimiento de cargos o primera declaración, mientras en otros son diligentemente eficientes, ¿Qué determina esa diferencia? En mi opinión el detenido no el supuesto delito atribuido a este, acto que es una clara violación a la Constitución, que garantiza que “Los detenidos deberán ser puestos a disposición de la autoridad judicial competente en un plazo que no exceda de seis horas, y no podrán quedar sujetos a ninguna otra autoridad” ¿Cuáles son los criterios que utiliza la autoridad competente para que sean escuchados? Como población necesitamos conocerlos.
Las autoridades judiciales desde hace años están en deuda con la sociedad, al mantener a los detenidos en la carceleta, más de tres días a la espera de ser escuchados para que, cuando al fin se les conceda audiencia se den cuenta las autoridades del MP, que oh sorpresa, no llevaron el expediente, o se retiran de la audiencia, mientras eso sucede, hay una persona que se pasa varios días en la carceleta dentro de un mínimo espacio en el que espera que se lleve a cabo su primera declaración, los leguleyos dirán que el juez es el culpable de que no sea escuchado, porque a disposición estuvo dentro de las seis horas.
Detrás de todo este juego macabro se encuentran personas, con una vida, una familia, una historia, pero además que sienten, como siente el juez que les va a juzgar, o los funcionarios que “olvidaron” el expediente, o que simplemente se han ido, dejando en estado de indefensión a la persona que espera ser escuchada, y defenderse.
El problema para nosotros como sociedad es la diferente vara con la que miden los funcionarios de justicia unos casos de otros, ya que mientras en unos se cometen “errores” que retrasan el proceso, en otros son tan diligentes y comprensivos que si así fueran en todos los procesos el Sistema de Justicia fuera diferente, tendríamos la percepción que funciona, como población esperamos que la Justicia marche cual reloj suizo, pero solo en unos pocos funciona en los demás no.
Viene a colación lo anterior por dos casos que fueron noticia el mismo día, un accidente de tránsito en el que un joven fue atropellado de una forma inexplicable, y la detención de un joven estudiante dentro de un caso malamente llamado “toma Usac” al conocerse los dos el mismo día pudimos evidenciar que la Justicia como el valor máximo al que aspiramos los seres humanos para unas personas tiene vendados los ojos, y para otros mira muy bien.
La justicia desde hace mucho tiempo ha sido utilizada para enviar el mensaje a la población en general que para las personas molestas para el sistema está la cárcel, mientras para otros la comprensión, parte de la utilización del sistema en contra de unos y a favor de otros es la Ley de Aceptación de Cargos que permite utilizar la debilidad de las personas, para que acepten hechos llevados a cabo o no, que servirán para detener y juzgar a otros como ha sucedido con empleados del TSE, a quienes hemos visto ser objeto del castigo de un sistema paralelo que les ha dejado sin la libertad cuando se pudo llevar a cabo el proceso con medida sustitutiva.
Históricamente, han existido causas injustas, entre las que unas pasan desapercibidas para el conglomerado social, mientras otras son más conocidas, y se convierten en históricas.
En nuestro país, ya son varias las históricas por injustas.