“El ser humano construye demasiados muros y pocos puentes”. Isaac Asimov

Dentro de cualquier sociedad, hay casos que trascienden fronteras como es el de Benjamín Labriel, un preso por discriminación por la que se le castiga con la privación de la libertad, a él se le han vedado muchos derechos injustamente, su prisión injustificada, como la de otros ciudadanos dura ya más de tres años, como producto de una acusación de la que se derivó un proceso viciado por la aparente discriminación por su color.

Benjamín no es un preso político, es un preso por odio y discriminación proveniente del racismo, el delito de odio no está tipificado en el país, pero no por ello significa que no exista y se manifieste bajo la mesa, pero está ahí, tenemos sociedades en las que sí se ha tipificado este tipo de delito, el que es reconocido así “surge por prejuicios contra una o varias personas que pertenecen a un determinado grupo social. Este grupo viene determinado por razón de raza, religión, género, edad, ideología, orientación sexual, discapacidad, enfermedad u otros motivos”. En el caso de Benjamín se suman al color de piel, otros motivos como lo es la discriminación por raza, porque Labriel es “diferente”, que lleva a las personas a tratar de eliminar socialmente al sujeto de su odio.

Producto de la cárcel, quienes se encuentran privados de libertad son considerados muertos civilmente, pero ¿Qué es la muerte civil? El diccionario de Manuel Ossorio la califica como la “Situación jurídica de antiguos ordenamientos que preceptuaban, en vida de una persona, el despojo o privación de todos sus derechos civiles y políticos”. Es tan antigua y vigente su definición, porque en este tiempo no solamente en nuestra sociedad, es generalizado que se trata de exterminar socialmente a quien consideramos no nos parece que esté con nosotros, o lo peor sea parte de nuestro entorno.

Que se perciba a una persona ya sea por raza, color, sexo, edad, genero e ideología, diferente a la generalidad, ya es un problema, pero más aún que por esa percepción se le discrimine es un problema mayor, pero más aun, que derivado de todo lo anterior, se lleve a cabo todo un esfuerzo que involucre la paralización de un proceso legal para que una persona se mantenga privada de su libertad, no puede ser aceptado por nadie.

Nuestro país ha sufrido la discriminación estructural toda su historia, aunque en otras sociedades tratan de debilitar el problema, es en casos como el que estamos mencionando en el que se materializa a ojos vista como se utiliza al mismo sistema para lograr un objetivo personal, pero que transgrede desde todo punto de vista los derechos fundamentales de las personas.

El hecho que son varios ya los detenidos que pasan x cantidad de tiempo sin que se visualice que su proceso continue, es una llamada de atención a nuestro sistema de justicia, que ha sido incapaz de responder a las necesidades de una sociedad dañada históricamente, pero que ha tratado de superar sus propias debilidades, sin embargo, que se ve superada por la mala utilización de su sistema legal.

Cuando fuera de nuestras fronteras, se preocupan de un problema interno, en el que se han violado los derechos fundamentales de una persona, significa que en lo interno de nuestra sociedad hay un grave problema, por la utilización del sistema para castigar al diferente porque no soportamos que sea parte de nuestra familia, o nuestra comunidad.

Las personas no nacen diferentes, quienes creamos las diferencias somos los que las calificamos como tales, asumidas estas, debemos ver más allá de las fronteras estructurales y aceptar una realidad que está y estará frente a nosotros, no podemos tratar de separar a una persona de su entorno natural porque a nuestros ojos es distinta, por cualquiera de los elementos que menciona el maestro Osorio, menos cuando esa separación se lleva a cabo privándolos de su libertad disponiendo de todo el sistema para lograr como objetivo destruirlo socialmente.

¿Cómo se destruye a una persona socialmente? Separándola de su familia para que gradualmente la olvide.

En Guatemala hay muchos presos políticos que no deben estar presos, pero también hay muchos presos por odio, que tampoco deben estar presos.

licgla@yahoo.es

 

Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

post author
Artículo anteriorEl reto de alfabetizar, formar conciencia y construir ciudadanía
Artículo siguienteDe regreso al realismo mágico de Guatemala