“La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo”. Platón

La Constitución Política de Guatemala es eminentemente garantista, sin embargo, varios factores han incidido en que difícilmente los ciudadanos, podamos encontrar respuesta a nuestra sed de Justicia, debido a la debilidad aparente de los órganos jurisdiccionales, si sumamos a esta situación que los otros dos órganos del Estado, cuentan con serias falencias, la percepción que le queda al ciudadano común, es que las obligaciones son solamente en una vía, nosotros pagamos impuestos, mantenemos el aparato estatal, pero este no responde.

He estado estudiando el caso de Benjamín Labriel  porque lo conocí en la Universidad y porque como abogada que ha creído en la Justicia, me estruja que existan tantos casos que el sistema ha olvidado, y que si este existe, es porque los ciudadanos lo mantenemos con nuestros impuestos, que ya se encarga la SAT de interpretar las leyes tributarias pro fisco, pero, una sociedad en la que los servicios que necesitamos son invisibles o inexistentes, porque si nos enfermamos, tenemos que pagar o jugar la ruleta rusa, con relación a la educación baste con ver la importancia que le dan los maestros a los alumnos,  se encuentran acampando sin impartir clases en el parque, con exigencias vacías porque no les interesan las mejoras educativas, solamente mejorar su salario con todo y prestaciones.

Con relación a una de las patas más importantes de la mesa de la sociedad, como lo es la Justicia, nos mantenemos en un sistema deficitario desde hace mucho tiempo, en el que, el déficit crece más cada día, dejando en estado de indefensión a la ciudadanía honesta, que es mucha, y que se encuentra desvalida frente al aparato estatal, porque no encuentra respuesta por parte del Estado, para contar con una vida digna, pero si ve el otro lado de la calle, se encuentra con que lo ajustan y le cobran multas porque le falte un centavo a los impuestos.

El caso de Benjamín desafortunadamente, engrosa la gran cantidad de personas que se encuentran frente a un muro, en el que no se ve el otro lado, porque una persona que se encuentra frente al sistema de justicia, y que su caso durante más de tres años no ha sido conocido por siete órganos jurisdiccionales, con siete jueces, uno de ellos, dos veces que han recibido su expediente, pero que lo han tenido que enviar a otra judicatura, porque nuestro sistema de garantista se ha convertido en permisivo, ningún ser humano merece ser ignorado de tal forma que parezca que a nadie le importa uno de sus bienes más preciados, como lo es la libertad.

El caso de Benjamín Labriel llora sangre por él y su familia, siendo uno de tantos, porque no es el único caso, en el que el sistema ha actuado de forma indolente, son muchos los hombres y mujeres invisibles para el sistema en general, porque son percibidos como un número nada más, un número en tribunales, un número en el sistema penitenciario, y tanto es un número que se pretende que seamos identificados como un número nada más, perdiendo hasta el nombre, número que un día será archivado, pero que representa a una persona que ríe y sufre como el que más.

Debería darle vergüenza al sistema, si la tuviera, que una persona semeje a una pelota de baseball, que va de un lugar a otro sin obtener respuesta alguna a la pregunta más importante, como lo es ¿Cuándo se va a resolver mi caso señor juez? Porque la incógnita ya no es como, si no cuándo.

No nos podemos permitir como sociedad, que existan una gran cantidad de seres humanos olvidados por el sistema, que languidecen tras las murallas de la cárcel, sin posibilidad de recuperar su libertad, porque el sistema no funciona, y no funciona por su propia indolencia.

Espero sinceramente que Benjamín Labriel, y todos los Benjamines de nuestra sociedad se encuentren en libertad, para disfrutar con su esposa que tanto los ama, como de sus hijos que los aman y los necesitan, y no que se encuentren limitados simplemente porque el sistema no funciona.

En el Dia del Padre más se sufre la ausencia de quienes se encuentran privados de libertad injustamente.


licgla@yahoo.es

Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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