«El mundo se puede cambiar en 140 caracteres» Jack Dorsey

 

Con la rapidez con la que ha cambiado la sociedad mundial en los últimos diez años, con esa misma rapidez el ser humano se ha vuelto más acomodado para obtener información básica, dejando de investigar, confrontar o leer como mínimo, reduciéndose a utilizar las redes sociales, especialmente la menos profesional como es TikTok como el medio de “información” de más “utilidad”, llegándose a alienar de tal forma, que pueden asegurar que lo que dijo cierta persona,  es una verdad absoluta, sin mayores argumentos, porque se desconocen.

Las consecuencias del actual sistema de comunicación, serán sensibles, y con resultados algunas veces funestos, cuando la cruda realidad se haga patente, porque todo el humo, que se vierte constantemente sobre la verdad es solo eso, humo que se desvanece desnudando una realidad, adicional a las consecuencias que ocasiona.

Siendo como lo soy, fiel creyente de la libertad de pensamiento y de expresión, sé también que no existen libertades absolutas, todo es relativo, más aún cuando se trata de influir en la generalidad, por lo que quien lleva a cabo este servicio debe conducirse con la verdad.

Viene a colación lo anterior porque es obvio y notorio que detrás de “sesudos análisis” se encuentran intereses de personajes, que pagan cualquier cantidad de dinero para crear relatos paralelos, sobre situaciones a las que les dan un enfoque diferente, primero aparecieron los creadores de contenido quienes han pasado por diferentes estadios, entre los que encontramos personajes variopintos, desde quienes mienten sin ningún empacho, hasta aquellas personas que sí orientaban a la población, que se preparan, analizan y estudian, en este pequeño grupo nos  encontramos a todo tipo de personas, desde políticos hasta académicos quienes examinan con pensamiento crítico, algo tan necesario en cualquier sociedad.

Últimamente hemos ido de peor en peor desde que bajo cualquier título profesional, entre los que sobresalen los abogados, se hacen “análisis” jurídicos, económicos, políticos o sociales, antes de esta vorágine que atropella la razón, se mantenía cierto pudor con relación a lo que significa la falacia, pero se ha ido perdiendo, como se perdió el rigor científico que se manifestaba en los académicos, y así como los títulos universitarios se han convertido en moneda de cambio, solo basta escuchar a muchos “profesionales” que no distinguen conceptos básicos y los que no lo son, porque todo lo preguntan a la inteligencia artificial, quienes se han trasladado a TikTok entre otras redes sociales, probablemente porque no se tiene que escribir, lo cual poco a poco se hace de la peor forma posible.

En ese orden de ideas, es necesario que tanto las universidades como los Tribunales de Honor de los Colegios Profesionales realicen una auditoría gremial para identificar a quienes bajo el perfil de una red social principalmente TikTok se dedican a trasladar información falsa, no contrastada, o sesgada para confundir a una población que se hunde en su propio desconocimiento y cree si le dicen que el cielo es verde, aunque sus ojos lo vean azul.

Hubo un tiempo en el que la academia era la reserva cultural de una sociedad, hemos de aceptar que la academia cada día disminuye más y que los paradigmas culturales son otros, basados en la inmediatez, la fragilidad de la opinión y el pensamiento único, situación que se creyó superada, pero que ha durado más tiempo del deseado, porque por medio de la desinformación se disfraza la verdad para que todos crean una sola cosa, sabiendo que la verdad es otra, pero que lo que creen, la mayoría es conveniente para unos pocos.

Es increíble escuchar a personas de cualquier edad, comentando hechos que no han sucedido, o que lo han hecho de forma diferente, asegurando que lo que dicen es cierto porque lo escucho en TikTok, como única fuente, que se traslada muchas veces a x, red en la que leemos cualquier interpretación incluso de la Constitución faltando a la verdad con total descaro.

Causa vergüenza que se califiquen como abogados tiktokeros como se hace con cierto desdén a profesionales a quienes se les devalúa con este término, por lo anterior se hace más que nunca necesario, que se tomen medidas urgentes antes que todos nos arrepintamos de no haber hecho nada.


licgla@yahoo.es

Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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