“En cada niño nace la humanidad” Jacinto Benavente
El romanticismo, que la mayoría de las veces constituye un velo sobre la realidad de las circunstancias que envuelven la vida de las personas, nos puede hacer caer en error, porque a diferencia de lo que nos relata el famoso poema, en el país las niñas no mueren de amor, en sí mueren del desamor de una sociedad que se olvidó de ellas, y que no las ha apoyado para que se desarrollen.
La niñez en Guatemala se ha mantenido en déficit, situación que no ha interesado a los poderes de paso, probablemente debido al individualismo que se ha afianzado en la sociedad, por medio del cual un altísimo porcentaje piensa en “nuestros niños” (Los de ellos) pero olvidan que son seres humanos que necesitan guías de vida, pero si los niños están olvidados de las políticas del Estado, las niñas lo están más, baste leer las noticias que se acumulan en las hemerotecas virtuales o físicas, una niña tiene menos futuro en el país que en otros, porque están acérrimamente expuestas a todo tipo de violencia, que aumenta dado que en nuestra sociedad existe una tasa de natalidad alta, pero sin oportunidades ni futuro.
En ese contexto aparecen dos noticias que se entrelazan entre sí porque tienen en común dos elementos: La niñez y la embriaguez, la primera es el rescate de una niña de seis años ebria y según los bomberos sufrió traumas en diferentes partes del cuerpo y halitosis alcohólica, ¿Qué sueños puede hoy tener una niña, tras ser obligada a tomar bebidas alcohólicas y abusada? El problema de la niñez es que, son utilizados como monedas de cambio, ante un Estado indolente.
Prueba de lo anterior es la otra noticia que desnuda cómo actúan muchos funcionarios del país, producto de una denuncia se “realizó una investigación de supuesto consumo de alcohol en horas laborales y un supuesto abuso contra una menor que habría vivido en la sede judicial”. Esto es sumamente grave, se narra cómo los primeros funcionarios nombrados para realizar esta investigación fallaron, por lo que se cambiaron a los funcionarios, y los nuevos sí encontraron indicios de actos de relevancia legal, judicial y moral.
Dentro de los hechos denunciados se encuentra, que los jueces se embriagaban en la sede, y mantenían a una menor viviendo en la misma, con la que se insinúa mantenían relaciones, siempre con el respeto a la presunción de inocencia, esperando pronto tener información sobre lo sucedido es importante puntualizar que los hechos son más allá de graves, traspasan cualquier límite de toda índole.
Las dos noticias tienen en común que desnudan las falencias de una sociedad en la que la niñez es utilizada para satisfacer necesidades que rayan en la pedofilia, que se encuentra en total estado de indefensión, en el segundo caso, tratándose de jueces, existe un agravante mayor que de ser cierto debe ser sancionado como corresponde, porque no importa lo que diga un cartón, que en la realidad de hoy puede ser falso o comprado, son jueces, en el país el grupo más vulnerable y que debería ser protegido por la sociedad y más aún por los funcionarios del Estado, está desprotegido.
El segundo elemento que vale la pena analizar es la embriaguez que es parte de los dos casos, el alcohol se encuentra como protagonista, de suma gravedad porque en el primero embriagaron a una niña de apenas seis años, y en el otro, funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones se han dedicado presuntamente a beber alcohol, siendo sus funciones impartir justicia.
El Estado se encuentra en deuda con una sociedad de la que no ha cuidado a la generalidad de su niñez porque, este tipo de hechos no son tan aislados como quisiéramos, existen estudios que demuestran el abandono histórico de un alto porcentaje de niños y niñas, sumado a hechos como los mencionados, en los que se ha despojado a los niños de la inocencia, porque los abusos son parte de la realidad del país, ¿Qué ha pasado?
La ausencia total de políticas públicas de protección a los niños es evidente, nuestro deber es exigir que inmediatamente se implementen.
licgla@yahoo.es