«Aquellos que pueden hacerte creer absurdidades, pueden hacerte cometer atrocidades». Voltaire 

El Sistema de Justicia ha sido utilizado con objetivos en muchas ocasiones, diametralmente opuestos a su propia existencia, pero desde hace más de una década, su instrumentalización no solamente ha sido evidente, en sí ha sido de capital importancia para beneficiar a unos pocos en detrimento de los derechos de la colectividad.

Hace poco tiempo, escuché como se preguntaban a qué órgano jurídico podía ser destinado un memorial para asegurarse que lo conociera alguien afín,  lo importante era saber si se había colocado ahí alguna pieza, entiéndase pieza como un operador de justicia, para que el resultado fuera el esperado, no si era justo o no.

Actualmente nos encontramos saturados por información entre verídica y falsa, sobre las decisiones de los órganos jurisdiccionales en casos no solamente importantes, sino que también mediáticos, muchas de las decisiones tomadas nos hacen preguntarnos ¿Dónde estudiaron estos profesionales? O ¿Con qué criterios institucionales los mantienen en los cargos? Porque sus decisiones impactan por su falta de rigurosidad en algo tan importante como lo es el Sistema de Justicia.

Como ciudadana y abogada me pregunto, ¿Cómo se puede obedecer de forma inmediata una resolución de un juez de primera instancia, si esta no está firme?  En los primeros años de la carrera se nos enseña que todas las resoluciones judiciales son impugnables, y solamente se pueden ejecutar cuando dejan de ser impugnables por el paso del tiempo, tanto en materia civil, como penal y laboral, sin embargo, los “jueces” de primer grado ordenan que se obedezcan sus resoluciones inmediatamente sin estar firmes, como agravante, se atreven a fijar plazos que la ley no contempla.

No cabe duda, de que estos instrumentos (Los jueces) de los poderes reales, o pasaron de noche en los cursos procesales, o les regalaron el título, o cual autómatas solamente reciben órdenes, esta circunstancia carecería de importancia si no hubieran contribuido con su proceder a dinamitar uno de los tres organismos fundamentales del Estado como lo es el de Justicia.

Siempre me he manifestado anti-CICIG por motivos muy diferentes a otros, los míos son institucionales porque, esa época marcó el inicio de la dinamitación del Sistema de Justicia como lo conocíamos que, aunque imperfecto funcionaba, después de que la CICIG entrara hasta en la cocina de los tribunales a ordenarle a los diferentes jueces cómo debían resolver los casos, el sistema cayó en la verdadera decadencia.

Probablemente el concepto fue bueno teóricamente, porque para evitar la contaminación nacional se creó como un ente internacional que no tuviera nexos con el país, pero tratándose de seres humanos se desvirtuó la idea y cayeron la mayoría de sus funcionarios internacionales en los males nacionales, además de la fragilidad de los jueces que se plegaron de tal forma que se dedicaron a obedecer no a juzgar.

Ese fue el inicio, hoy nos encontramos en la continuación de la deslegitimación del Sistema de Justicia, del que son parte las altas cortes, porque mantienen a jueces cuestionados no solamente por la sociedad, señores sus resoluciones son un remedo de lo que deben ser, sin embargo, no se atreven no solo a destituirlos, con removerlos sería importante, pero no es así.

El resultado hoy es un sistema disfuncional, en el que aquel que aportó lo que sea para que los diferentes funcionarios judiciales hayan sido “nombrados” los llaman “pieza” palabra que de acuerdo con el Drae significa “Pedazo o parte de una cosa”, me parece que es lamentable como mínimo calificar así a un ser humano, pero los responsables son los que se venden al mejor postor, que no siempre lo es.

Como seres vivos necesitamos ser parte de un grupo social, pero es muy diferente pertenecer a un conglomerado a ser un instrumento que puede ser cambiado fácilmente por otro, aunque es cierto que nadie es indispensable, lo es también que, quien coloca a alguien en algún lugar, aunque sea indirectamente, se cree con derecho de desecharlo también, además de minimizarlo.

Convertirse en un instrumento, tiene como resultado ser utilizado, pero también ser descartado en cualquier momento, lo que ha sucedido ya a varios.

Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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