“El Derecho sin justicia no es más que una burla.” Albert Camus
Con las nuevas tecnologías, los ciudadanos hemos llegado a correr, sin haber ni siquiera empezado a gatear, esta metáfora nos muestra que no todo lo nuevo es mejor en la vida del siglo XXI, lo que conlleva que los errores pueden destruir a las personas, además de ser entre ilegales hasta inconstitucionales.
Se vendió como un avance tecnológico el casillero electrónico, herramienta que en teoría y a la distancia puede ser de avanzada, pero que con las deficiencias propias de la prueba y error pueden significar violaciones a nuestros derechos fundamentales.
En la práctica, se viven situaciones que nos hacen reflexionar sobre las debilidades de los sistemas que, aunque se denominen desarrollados, como todo producto del ser humano se deben revisar y examinar constantemente, para evitar males mayores, además de hacer conciencia en los funcionarios, de la importancia y respeto del derecho de defensa de los ciudadanos, tan protegidos por el sistema, que la tecnología los ha desprotegido.
En los procesos siempre hay dos partes como mínimo, que buscan se reconozcan sus derechos, en algunos casos los demandantes pueden ser dos o más personas, que se hacen auxiliar por un abogado, o por un grupo de abogados, quienes pueden actuar conjuntamente o separadamente, de parte de los demandados, cuando son más de uno, pueden ser auxiliados por el mismo o por diferentes abogados, en el libre ejercicio de sus derechos, con la entrada en vigencia del casillero electrónico, el abogado no puede decidir qué notificación recibe y cual no, obligatoriamente se las envían y ahí inicia el problema.
El abogado que auxilia a uno o varios de los demandados, tiene la obligación de consignar su dirección de casillero electrónico, ya no aceptan las direcciones físicas, pero lo relevante es que el hecho de auxiliar a uno de los demandados, no significa, ni se debe entender así, que los auxilia a todos, pero sucede que el auxilio prestado a un actor a criterio de los juzgadores, es para todos, cuando cada persona tiene derecho de decidir que profesional lo auxilia, hasta ahí todo normal, el problema estriba en que no todos los demandados deciden contratar abogado, de esa situación surge el problema que han creado los tribunales a los ciudadanos, porque en una acción arbitraria e ilegal, los juzgados y salas han decidido ilegalmente que pueden notificar al abogado que auxilia a una persona, sobre las resoluciones que afectan a otras, consignando en las cedulas de notificación que las resoluciones son para fulanito, pero que se las notifican a menganito para que este vea cómo se las ingenia para hacérsela llegar al interesado, y si no lo hace, es cuestión que a nadie importa, provocando un daño irremediable, ¿En dónde quedó el derecho de defensa? En el limbo.
Con estas acciones, los tribunales en general están violando flagrantemente el debido proceso, porque se están valiendo de particulares que no tienen obligación de conocer a todas las partes, para que lleven a cabo funciones que constitucionalmente deben cumplir los órganos jurisdiccionales, y que por ser públicas corresponden al Estado, que se mantiene con nuestros impuestos o con deuda pública, y que se asume pagamos los contribuyentes, sin embargo nos están utilizando como mensajeros, para que terceras personas sepan de resoluciones judiciales que afectan sus vidas y bienes, dejando a los diferentes demandados en total estado de indefensión.
Adicional a lo anterior notifican una resolución, pero no acompañan los documentos anexos, por lo que los abogados nos vemos en la necesidad de literalmente salir corriendo a los diferentes tribunales, a solicitar se nos entregan los documentos anexos, con lo que hacemos el trabajo de los operadores de justicia, porque a diferencia de las notificaciones físicas con las que nos entregaban los anexos, hoy los tenemos que solicitar bajo nuestra costa, y con la pérdida de tiempo, además de los gastos que esto significa.
Estando, así las cosas, no cabe duda de que el sistema de justicia, flaco favor nos hace porque viola nuestros derechos, nos crea obligaciones que no nos corresponden, por lo que vamos para atrás como el cangrejo.