Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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“¡Qué abominable injusticia perseguir a un hombre por tan ligera bagatela! Desapruebo lo que dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”. Helvecio

No cabe duda de que, el brazo jurídico de las elites económicamente dominantes del país, que ya no son lo que eran, porque han cedido a la parte institucionalizada del crimen organizado el trabajo sucio, es el Ministerio Público y parte del Sistema de Justicia, quienes han emprendido como en los tiempos del Conflicto Armado Interno, una lucha descarnada contra todo lo que sea oposición, en aquella época el brazo ejecutor se concentró en el ejército, hoy en algunos togados.

La tortura contemporánea consiste en atacar la libertad, mientras actores sancionados por los EE. UU., son beneficiados dentro del territorio nacional, con lo que surge la duda, si el error (horror) judicial fue en los propios Estados Unidos de Norteamérica o en nuestro terruño, porque los mismos actos son juzgados con lupa diferente, siendo los actos los mismos, ¿Quién ha errado? Porque uno de los dos sistemas ha fallado y me parece que no es el extranjero.

El resultado del despropósito judicial en el que nos ha colocado el MP, y algunos operadores de justicia es una injusticia tras otra, se ha utilizado el sistema para chantajear, manipular y torturar por medio de la pérdida de derechos reconocidos internacionalmente como lo es la Libertad, por medio de la degradación del debido proceso y la presunción de inocencia, convirtiéndolos en una caricatura, de lo que deben ser, porque siendo la Justicia el valor máximo al que aspira el ser humano, y no de hoy, Aristóteles, Sócrates y los grandes pensadores alimentaron la esencia de esta, pero hoy en nuestro macondiano país, la Justicia quedó como una figura decorativa más, por lo que en este momento, definitivamente en Guatemala, el coronel si tiene quien le escriba.

Nuestro Sistema de Justicia se encuentra en estado fallido, de tal forma que mientras detienen a dos personas por transportar 96 pacayas y los sindican de atentado contra el patrimonio natural y cultural de la nación, por otro lado, condenan a un individuo porque robó una alcancía en la que se depositaban las ofrendas de la Iglesia, a doce años de prisión, al otro lado  de la Justicia, un exministro, que había guardado más de Q120 millones en maletas, se acoge a una ley redactada para los delincuentes no así para los inocentes, porque establece entre otras cuestiones que: “Toda persona ligada a proceso penal tiene derecho a aceptar los cargos que el Ministerio Público le formule en la imputación o acusación. Esto implica aceptar los hechos”, Para el culpable es un regalo porque de ser condenado como debiera ser a la pena correspondiente esta se reduce, mientras para los delincuentes, no importan las consecuencias, como lo son los antecedentes penales y policiacos, para los inocentes sí.

Estando así las cosas en el Sistema de Justicia, una Sala Penal, decide que debe regresar a prisión el periodista Jose Rubén Zamora, quien ha sufrido condena sin que esta exista, porque hasta el momento no ha sido sentenciado en un juicio justo público y con las garantías de las que han gozado otros, pero la condena ya la ha sufrido, convirtiéndose en un referente de la libertad de expresión a nivel mundial, nos puede gustar más o menos la forma de hacer periodismo de Zamora, lo que si es cierto que está sufriendo un castigo infringido por parte del MP como del mismo Sistema de Justicia por escribir lo que piensa.

El problema que es grande, lo constituyen el MP y parte del Sistema de Justicia, que se han convertido en el brazo ejecutor de los poderes oscuros que mueven los hilos en nuestra maltratada sociedad, la pregunta que se hace obligada es ¿Qué sucede con un sistema en el que deberíamos confiar, cuando pierde nuestra confianza en general? Todo el Estado se tambalea naturalmente.

Pregunto a los juristas que los hay y muy buenos, ¿Debemos aceptar la degradación de un sistema que es nuestra responsabilidad defender? Esperaría que la respuesta fuera que no.

Lo más difícil es ver la paja en nuestro propio ojo, y aceptar que ahí se encuentra.

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