Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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“Ser demócrata no es una actitud política, es una actitud.” Montserrat Roig

América ha sido históricamente un territorio convulso, en el que la lucha de las democracias contra las dictaduras se repite constantemente sin diferencia ideológica alguna, si leemos un poco de nuestra historia, nos encontramos con que no hemos vivido un período de relativa tranquilidad social, mientras algunos países tratan de encausarse hacia una relativa libertad, otros se encuentran inmersos en regímenes tiranos, el momento actual es un período más de la lucha permanente por liberarnos de los absolutismos, que constantemente nos pretenden atrapar.

En la mayoría de los casos, las sociedades prefieren mirar de lado, cuando quien pretende oprimir a la población es un socio ideológico, llegando incluso a justificar el actuar del “amigo”, sin evaluar que, lo que más debe importar es la sociedad, pero bueno, parece que se esta convirtiendo en un discurso trasnochado el abogar por un mundo mejor, porque parece que esa imagen se aleja del ideal de vida con el que nos podemos permitir soñar.

Dos presidentes sudamericanos que nos han vendido un discurso de progresía y democracia, se desenmascararon ante la difícil situación que vive Venezuela, porque no solamente no se atrevieron a desconocer a Maduro, lo peor es que lo han justificado, mientras el régimen dictatorial hace caso omiso a la decisión de la población manifestado en la urnas electorales, situación parecida que no igual a la que en nuestro país se mantiene, debido al rechazo de los grupos de poder de aceptar la decisión de nosotros los ciudadanos, quienes como sociedad que necesitamos y nos merecemos un cambio, elegimos de la forma en que lo hicimos, aunque es posible que nos hayamos equivocado, pero nos merecemos decidir en libertad hasta el podernos equivocar.

La diferencia entre nosotros y Venezuela, es que por nuestra situación geográfica, y porque no se logró terminar de instalar en un alto porcentaje de instituciones la dictadura que se propusieron imponer desde las élites, nos encontramos inmersos en la lucha constante entre las dos Guatemalas, debido a nuestra división estructural, en la que la élite históricamente dominante para mantener el control se asoció a los peores compañeros de viaje que pudo encontrar, y este es el crimen organizado, que de no saberse retirar a tiempo la élite aun dominante corre el riesgo de ser subsumida por la cada vez más grande clica criminal, el refrán más vale solo que mal acompañado, es aplicable tanto en lo micro como en lo macro.

Guatemala ha tomado la decisión correcta con relación a la situación de Venezuela, porque no puede ver al otro lado cuando es tan evidente que no se está respetando la decisión de la población, utilizándose como se ha visto en las noticias que han circulado, la represión y la violencia, pretendiéndose fortaleces la dictadura que tanto la derecha como la izquierda mundial deberían defenestrar, pero que, por lo que se ha podido observar países como Brasil, Colombia y México no solamente no han cuestionado como mínimo, han incluso propuesto que se repitan las elecciones, cuando tanto Lula como Petro ganaron con porcentajes mínimos y la comunidad internacional respaldo que se respetaran estos resultados que pudieron haber sido cuestionados.

Así como ningún país que se considere democrático, puede ser indiferente ante la situación de Venezuela, tampoco ningún ciudadano de nuestro país que se considere democrático puede aceptar las acciones antidemocráticas que tanto el MP como algunos tribunales cometen día si y otro también con el apoyo tanto de la élite económica del país, como de la élite corrupta que cada día crece más, este crecimiento debería preocupar más que si no nos parece el color del pensamiento del grupo que ha ganado las elecciones.

Es lamentable que finalizando el mes de agosto aún se mantenga e intensifique el acoso a las instituciones del Ejecutivo y del Legislativo ambos electos democráticamente, pero desafortunadamente en Gerona siguiendo directrices de las élites que se mantienen estancadas en el tiempo, se dedican a paralizar no a los grupos políticos, detienen al país, mientras otros casos duermen el sueño de los injustos.

Nos merecemos seguir adelante, pero los mismos que desfalcaron al Estado, nos ponen zancadillas constantemente, deben asumir que como población estamos ante un nuevo tiempo.

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