“En política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal.” Edward Moore Kennedy
En el contexto de un nuevo aniversario del Ministerio Público, es necesario analizar como ha sido utilizada esta institución, para perseguir objetivos que no tienen relación con el deber ser de la misma, la que fue creada como un organismo del Estado, para que imparcialmente se encargara de identificar al delito y al delincuente, investigarlos y ejercer la acusación para que fuese condenado.
Sin embargo, la actual jefa del Ministerio Público y sus alfiles, se han dedicado a socavar la democracia flagrantemente, arrogándose funciones que la misma Constitución estableció para el gobierno central, con la mayor falta de pudor institucional, cometiendo posibles delitos, con el paraguas de una institucionalidad debilitada y decadente.
La actual cúpula del ente administrativo, ha invadido ilegal e ilegítimamente esferas de las funciones que corresponden al Organismo Ejecutivo, no solamente en lo que se refiere a la comunicación interna, han ocupado ilegalmente las funciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, enviando delegados sin acreditación alguna a realizar lobby, con la peregrina idea de que un cambio en la política interna en EE. UU., incidiría en el levantamiento de las sanciones a los integrantes de la cúpula de esta institución, utilizando recursos del Estado que bien haría la CGC en fiscalizar, porque la política externa corresponde al Ejecutivo constitucionalmente, en este caso existe el agravante de perseguir un objetivo que no es institucional, porque más temprano que tarde, los integrantes de la actual cúpula terminaran sus funciones, y deberán responder ante los órganos jurisdiccionales por sus actuaciones.
Una incursión más que ha llevado a cabo los integrantes de la cúpula del actual MP, ha sido tratar de suplantar y superar a los órganos jurisdiccionales, de los que constitucionalmente es “una institución auxiliar de la administración pública y de los tribunales” por lo que no ejerce jurisdicción, sin embargo la ha invadido ilegalmente por medio de resoluciones ilegítimas, acciones que en algún momento serán juzgadas, el actual MP se ha extralimitado ilegítimamente en sus funciones dentro del ámbito nacional e internacional, dejando en el más grande ridículo a la misma institución, con acciones de hecho han debilitado su misma institucionalidad, aunque se crean dentro de su microesfera poderosos, mientras quienes ejercen el poder tras bambalinas, pretenden no darse cuenta, el tiempo se ha encargado de evidenciar en incontables ocasiones el verdadero lugar jerárquico de la institución dentro de la estructura del Estado, el tiempo de rendir cuentas les está llegando y seguirán sancionados.
Que la Comunidad Europea y otros países, se hayan sumado a los EE. UU. para sancionar tanto a la actual jefa del MP como a sus principales alfiles, constituye una anomalía institucional derivada del absurdo en el que se ha colocado la cúpula de la institución, obedeciendo a intereses particulares de personajes que ha actuado siempre a la sombra de diferentes figuras que les han obedecido, y que han terminado en el único lugar posible: Defenestrados.
La situación en la que han colocado la institucionalidad del país, es la de un abismo que no se puede prolongar indefinidamente y que, aunque se estén llevando a cabo cambios en la política global, no significa que levanten las sanciones a los actores corruptos, hay que reconocer que una sociedad como la nuestra, tercermundista y subdesarrollada, depende de la comunidad internacional, más aún para las sociedades desarrolladas que han sancionado a los mencionados, la corrupción es inaceptable e imperdonable, sin importar la ideología, hay límites que no se permiten traspasar.
Europa dio un viro al centro en las recientes elecciones europeas, esto no significa que levanten las sanciones impuestas a los actores corruptos del país, lo mismo sucede con los Estados Unidos, sociedad en la que no importa si gobiernan republicanos o demócratas cuando de cubrir las espaldas del país se trata, para ellos su país es el primero y el último, los demás somos satélites sin peso alguno.
En ese contexto, poco o nada puede hacer cualquier delegado del Ministerio Público para revocar las sanciones, la corrupción es castigada sin importar las ideologías, porque corrupción es corrupción.