“Cuatro características corresponden al juez: escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente”. Sócrates
La reciente elección por parte de los abogados y profesionales afines, de los comisionados que nos representarán para elegir a los Magistrados de las Cortes de Apelaciones y Corte Suprema de Justicia, arrojó unos resultados que reflejan la división de la sociedad, esta elección reviste tanta importancia como las elecciones generales, porque no se puede obviar que se elige a los que nominarán a los profesionales que posteriormente el Congreso como representante de la soberanía popular designará.
Siendo como es el Poder Judicial, uno de los tres organismos del Estado, comprendiendo el mismo, al órgano de los jueces es la elección de estos de importancia e interés general, y siendo como es, este organismo el encargado de impartir justicia, se hace necesario analizar cómo ha ido cambiando la correlación de fuerzas, que decidirán los nombres de los profesionales que se encargarán en los próximos cinco años de impartir la justicia, pero también el poder de veto.
Desde que se reformó la Constitución y se crearon las Comisiones de Postulación, han ido apareciendo grupos de abogados liderados por diversos personajes que han “negociado” las piezas en las que nos convertimos los profesionales del Derecho, y así han decidido quienes dirigen uno de los tres poderes del Estado, lo importante es observar cómo, conforme los años han transcurrido, han aparecido nuevos grupos, así como nuevas “universidades” con la carrera de Derecho, que han sumado o ¿Dividido? más la toma de decisiones alrededor de un organismo fundamental para el país como lo es el Judicial, porque de la diversidad de representantes, surge la necesidad hecha fortaleza de llegar a acuerdos.
Una de las debilidades, de las democracias incipientes como la nuestra, es la falta de una cultura de conciliación, que ha incidido en que se encuentre muy arraigada la idea de que un apretón de manos con el que piensa diferente significa alta traición, cuando el mundo necesita más transversalidad, debido a la polarización que los extremos han producido, por lo que el hecho de que hayan participado tantas planillas y que hayan obtenido representación las que lo hicieron, dividió en igual número de agrupaciones la decisión de los representantes del Colegio de Abogados.
La última elección de Magistrados, a Sala de Apelaciones y a la CSJ, dejó un sabor amargo en la sociedad guatemalteca, por el escándalo que significó que, la elección se declarara viciada por un proceso penal, del que el resultado fue haber tenido unas Cortes de facto durante tantos años, cuya legitimidad será cuestionada siempre, aunado a los cambios que se han llevado a cabo en la sociedad global, así como a la implicación de propios y extraños por la importancia de la elección llevada a cabo, dio como resultado que tanto profesional llegara a votar.
Mi opinión es que no ganó ninguna planilla, que quien ganó fue la sociedad porque el voto se dividió de tal forma, que por primera vez no habrá caciques que unilateral o bilateralmente decidan los nombres de los profesionales que, llegarán al Congreso o vetarán a otros que, aunque llenen los requisitos, no sean del agrado de los “dueños de los grupos” que hayan llevado a los Comisionados.
Lo anterior obligará a llegar a acuerdos, porque a los representantes del Colegio se sumarán los representantes de los Magistrados de Salas, los Decanos de las universidades que cuenten con facultades de Derecho, algo que ha sido utilizado para “negociar” los votos convirtiendo a los profesionales en monedas de cambio que es algo que atenta contra la democracia de cualquier país.
Lo importante de la decisión de los abogados que se presentaron a votar, es que como producto de los resultados obtenidos, se obligará a llegar a acuerdos más amplios a los Comisionados, lo que sumado a la auditoría social a la que debe someterse más que nunca la elección de candidatos a Magistrados de las Cortes complicará la designación a dedazo como se ha llevado en los últimos años, y tan importante como lo anterior, el veto del que hemos sido víctimas muchos profesionales.
La democracia se construye todos los días, desde todos los ámbitos, y la Justicia es parte de la misma.