Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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“La dictadura se presenta acorazada porque ha de vencer. La democracia se presenta desnuda porque ha de convencer.” Antonio Gal.


Tanto a las democracias incipientes como a las consolidadas, les han preocupado las grandes enfermedades que sufren los países que luchan, y que han luchado por construir su propio camino hacia una real democracia institucional.

Desafortunadamente, porque no se puede considerar de otra forma, en Latinoamérica las dictaduras no han desaparecido, solamente se han cambiado de un territorio a otro, lo contrario a la libertad es la opresión, y una característica de la opresión es el surgimiento de más dictaduras, sin importar la ideología de estas, si es que alguna ideología tienen, aunque en el último siglo se identifico a las mismas con la izquierda, en la historia de la humanidad las ha habido de diferente credo ideológico.

Toda dictadura inicia, vulnerando los derechos y libertades civiles de la población mediante su control autoritario, para terminar, eliminándolos de forma total, según Rodrigo Castellanos, quien cita como ejemplo de las mismas, a Corea del Norte, la Alemania nazi, la España franquista o la actual Arabia Saudí, estas pueden ser “fascistas o comunistas, en función a su ideología; dictaduras militares, civiles, familiares monárquicas… Y también dictaduras autoritarias o totalitarias, según su control de la población.” En Latinoamérica, se han edificado sobre el caudillismo que ninguna relación tiene con derecha o izquierda, más bien se edifican sobre una base de corrupción en su forma más absoluta, aspecto este que deslegitima cualquier tipo de ideología con la que se le quiera o pretenda asociar.

Lo que sucede en nuestro país no es único en Latinoamérica, le antecedió lo sucedido en Brasil y Colombia con la diferencia de fondo que tanto en uno como el otro país, las instituciones resistieron el embate, cuando acá no ha sido ni es así, más bien las instituciones son parte del problema, dejando a la población sola con excepción del TSE, pero como un ente superior luchando por preservar la democracia, el liderazgo de los 48 Cantones es más que evidente y un fenómeno político que seguramente será estudiado por muchos años.

Dentro de estos movimientos políticos latinoamericanos, sobresale por varios elementos el fenómeno salvadoreño, la evidente dictadura que el Presidente Bukele ha instaurado, aplaudido por la mayoría de la población, tanto es así que la última encuesta de Cid Galup lo sitúa como el Presidente mejor valorado con un altísimo 88% de aceptación popular, con un discurso antisistema,  acompañado de políticas de mano dura contra el crimen organizado que ha socavado el equilibrio democrático, recordemos que reemplazó a la totalidad de la Corte Suprema salvadoreña, erigiéndose él en un todo, derivado de que anteriormente eliminó los controles democráticos, sin embargo la población lo apoya, porque ha logrado controlar la delincuencia convirtiendo al país en un país seguro, pero dictadura al fin.

Son varias las diferencias entre el fenómeno salvadoreño y su entorno latinoamericano, una de ellas es la ideología, Bukele es de derecha, hasta el momento con logros económicos importantes, lo que lo diferencia de las demás dictaduras como la vecina Nicaragua, Venezuela, Cuba y Bolivia, además es esencialmente la aceptación de la población y el evidente desarrollo económico, que no se ve en otros países latinoamericanos, que la diferencia de las demás.

Nosotros nos resistimos con dientes y uñas, a ser una dictadura declarada, por muchas razones, esencialmente que la corrupción galopante en todas las instituciones del Estado medra enormemente cualquier presupuesto, siendo un país conservador y de derechas nos resistimos a un gobierno que no es precisamente lo que la derecha y el conservadurismo aplaude, el pro vida nos quedó muy lejos, cuando se asienta el poder no precisamente en los valores conservadores de la familia tradicional.

La peor característica de la dictadura que nos pretenden imponer es la de la corrupción, esa que mata a más seres humanos que una de derecha o de izquierda, la ideología tiene el merito de identificar una forma de pensamiento, la corrupción tiene el demerito de reconocerse como la cloaca de los antivalores.

No es válido que por proteger la mano que mece la cuna, se castigue por tiempo interminable a la sociedad a la que nos debemos.

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