Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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“La omisión del bien no es menos reprensible que la comisión del mal.”
Plutarco

En la actual coyuntura, en la que los ciudadanos nos unimos en apoyo de una causa común, y esta es la defensa de la democracia, con cualquier persona con la que conversamos tiene el mismo sentimiento, ¡Deben respetar nuestro derecho a elegir! La mayor parte de la población se encuentra harta de tanta corrupción, no tiene nombre de partido se llama “Democracia”, aunque cueste a algunos entenderlo.

Son notorias las presencias, pero lo son aún más las ausencias, no solamente por evidentes, también porque se han puesto de perfil alejándose de la ciudadanía, que entiende que esas ausencias los condena a la caducidad, ante ese escenario, la renovación de cuadros por unos más comprometidos con el sentir popular es improrrogable.

Durante la actual contienda electoral (Que no ha sido proceso, ha sido contienda) el sistema nos ha despojado de algunos candidatos, llegamos a segunda vuelta con unos posibles presidente o presidenta, con muchos golpes disfrazados de legales que la población entiende no lo son, la sociedad se mantiene en una lucha que tiene varios objetivos, pero el principal: Que se respete nuestro derecho fundamental de decidir nuestro destino por medio de las urnas.

Cada día se hacen más notorias las ausencias, que nos indican quienes no han podido superar el camino a la democracia, entre las ausencias más importantes, la de los mismos partidos políticos, que han demostrado lo que son: Maquinarias mercantiles con un cacique al mando, que en la actual coyuntura han sido incapaces de pronunciarse para que se respeten nuestros derechos. ¿Pierden mucho? Definitivamente, debido a su ineptitud de colocarse de lado de la población, porque nunca lo han estado y tampoco hoy lo están, han utilizado la política como una actividad lucrativa, en la que nos venden la nada por medio de discursos baratos, creen que con dar una gaseosa y un pan con frijoles la ciudadanía los va a respetar, hicieron falta pronunciamientos y apoyo al sentir popular, pero no se puede pedir peras al olmo o uvas al espino.

No se puede ver al contrincante como enemigo, al fin acá priva la decisión popular, ¿Qué no les gusta? Que analicen que necesita la población y ellos que ofrecen, pero si, hay un gran déficit institucional cuando los partidos políticos no se manifiestan, en momentos como los actuales, la población es mucho más inteligente de lo que los dueños y gestores de los partidos piensan, y valora mucho el actuar o el abandono de la clase política.

Otra elite que se encuentra en deuda con la población es la académica, en esta coyuntura se ha distanciado tanto de la sociedad de la que debe ser parte, esta clase ha estado ausente, y ha hecho muchísima falta, las universidades han pasado de noche, como muchos de sus alumnos, en momentos en los que no solamente el pronunciamiento mediático se ha necesitado, también la implicación de las instituciones, a ello debemos sumar la ausencia de los colegios profesionales con excepción de la Asamblea de Presidentes y los colegios de Psicología y Ciencias Económicas, quienes valientemente han comunicado su apoyo y acompañamiento a la generalidad, los demás son menos que difusos organismos sin aportación alguna a una sociedad a la que se deben.

Aunque es cierto que somos un estado laico, la voz de la iglesia con fuertes llamados al respeto a la democracia han hecho mucha falta, es cierto que algunos de sus miembros han enviado mensajes, pero, la institución, como tal, no se ha manifestado en absoluto, no hago referencia a una iglesia en particular, porque la ausencia es de todas, nosotros no necesitamos lloriqueos o gritos de pastores trasnochados, necesitamos contar con la institucionalidad.

La deuda es alta, porque no se trata solamente de las ausencias evidentes, es la falta de compromiso para con la población que estoicamente se mantiene firme en defensa de la débil democracia que tanto nos ha costado.

En estos momentos en los que estamos en una franca defensa de nuestra fallida institucionalidad interna, y en la que los ojos de la comunidad mundial están sobre nosotros, las instituciones nos han abandonado con excepción del TSE que se ha sentido solamente acompañado por la población, por lo demás las ausencias pesan mucho señores.

La mayor fortaleza está en la ciudadanía, que es más que una bandera, es alma, corazón y algo más.

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