Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
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“¡Gracias, Dios mío! tú me has traído hasta aquí”

Efraín Ríos Montt

Históricamente, se ha utilizado el nombre de Dios, antes o después de realizar acciones muchas veces reñidas con principios fundamentales, debido a la oscuridad en la que se encuentran envueltas, cuantiosos crímenes se han cometido en el nombre, o bajo el amparo de Dios, es común escuchar su invocación antes de llevar a cabo una jornada ominosa, porque cuando las acciones son buenas, o eso se cree, no se necesita encomendarse a algo superior.

El mensaje de Jesucristo fue de paz y perdón, promulgo la igualdad entre unos y otros sin importar diferencia alguna, pero ante todo respeto a la vida, revolucionó con su mensaje el mundo como se conocía hace más de dos mil años, se opuso a todo acto de corrupción y violencia, sacó a los mercaderes de su templo, y defendió a María Magdalena cuando, esta  era apedreada, no se justifica que se invoque su nombre, cuando no existen argumentos creíbles para fundamentar una decisión, que, generalmente no tiene fundamento moral, ético, legal o mínimamente decoroso.

Llama la atención, que el actual inquilino de casa presidencial, pidió que oren por él, para que pueda elegir a la persona idónea, para el cargo de Fiscal General y Jefe del Ministerio Público, mil disculpas pero considero que Dios no tiene absolutamente ninguna relación, con una decisión que, en el mayor de los casos, responde a intereses personales, no a intereses generales, prevalece por lo tanto el interés de unos pocos, sobre el de la generalidad, totalmente contrario a lo que fue la doctrina que Jesucristo impulso en el mundo en el que le tocó vivir.

Por lo tanto, una decisión tan terrenal como la antes mencionada, para los creyentes puede significar una inculpación hacía Dios de las decisiones que toma el ser humano en toda su imperfección, cuyos resultados afectan a toda una sociedad que observa como las reivindicaciones del 2015 han quedado en el olvido en tan poco tiempo, las cuestiones internas de la nación no lograron remontar, y se encuentran en franco declive, comparado con lo que pudo ser una primavera democrática y que no lo fue.

¿A quién debemos culpar si el nuevo ungido en el MP resulta como en muchas ocasiones nefasto para la sociedad? ¿A Dios por no haber iluminado al presidente? ¿Al Diablo por ser más poderoso que Dios? Por favor no es posible dejar en el aire una responsabilidad que es eminentemente terrenal, desde la Comisión de Postulación hasta la decisión presidencial, todo se resuelve en base a intereses tan humanos como nuestras enormes pobrezas éticas, morales y de sentido social, creo sinceramente que Dios, si así fuera, se frustraría de que, en nombre de él, se justifiquen decisiones tan humanas.

Ya en marzo 2020, en plena pandemia fuimos invitados a participar a un día de ayuno y de oración, para solicitar a Dios bendijera al país, situación innata porque estábamos en un momento difícil en el que, lo importante era tomar decisiones de humanos para contribuir a salvar la vida de otros humanos, en un momento no solamente complejo, también bastante oscuro.

Me parece que las decisiones de los seres humanos, y sus resultados no tiene ninguna relación con nada más que lo terrenal, por lo que invocar a Dios con el objetivo de justificar decisiones materiales, surgidas de intereses económicos son poco creíbles.

He de recordar, que Ríos Montt, invocó a Dios para justificar decisiones que dejaron una estela de miedo, dolor y sangre, tan es así que el mismo Papa solicito el perdón de la vida de dos jóvenes fusilados porque la novia de uno de ellos simuló un secuestro, existiendo como existían y desafortunadamente siguen existiendo verdaderos crímenes de lesa humanidad.

El discurso de Ríos Montt fue religioso para justificar muerte y desolación, tanto que textualmente cito lo que dijo «Un cristiano debería llevar su Biblia y su ametralladora», nada más contradictorio, y que nos resistimos a que se repita.

El pasado se encuentra ahí, no para que nos dolamos de él, es simple y llanamente para que no se repita, las decisiones son de los humanos, no de Dios.

Si nos hundimos en un pantano, es resultado de las decisiones que individualmente tomamos.

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