Factor Méndez

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Defensor Derechos Humanos. Catedrático. Periodista/Escritor. Estudió Derecho, Derechos Humanos y Trabajo Social en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Catedrático San Carlos y Rafael Landívar. Fundador Centro de Investigación, Estudios y Promoción de Derechos Humanos CIEPRODH. Autor de ensayos y artículos sobre temas sociales, políticos, memoria histórica y Derechos Humanos.

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En el pasado mes de marzo 2024, se conmemoraron sucesos que no deben pasar desapercibidos, para que las nuevas generaciones interesadas en el progreso del país, conozcan parte del sombrío pasado reciente y exijan el cumplimiento de no repetición.

Este marzo, hubo homenajes dedicados al 45 aniversario de la ejecución de Manuel Colom Argueta, un líder nacional revolucionario y al 50 aniversario de muerte del icónico periodista Mario Monterroso Armas, ambos ejecutados por dictaduras militares el mismo mes de diferentes años, también lamento el fallecimiento de un revolucionario huehueteco, el 31 marzo 2024.

MARIO MONTERROSO ARMAS.  En el 50 aniversario de su trágica muerte -1974-2024- y los autores materiales e intelectuales siguen impunes. Periodista independiente. Defendió la libertad de expresión y se distinguió por ser voz crítica y frontal a la dictadura.

La noche del 27 marzo 1974, fue ejecutado extrajudicialmente cuando abandonaba las instalaciones de la radio la Voz de las Américas, donde transmitía su combativo programa Cartones Radiofónicos, que denunciaba la corrupción y autoritarismo represivo del Gobierno

Lo acribillaron cuando intentaba abordar su vehículo, estacionado frente a la radio en la 11 calle entre segunda y tercera avenidas, zona 1, ciudad Guatemala. Sus verdugos fueron esbirros al servicio de la dictadura militar del general Carlos Arana Osorio.

La ejecución de Mario agitó al gremio periodístico del país, vulneró otra vez el derecho a las libertades de expresión y pensamiento, golpeó a la organización política de resistencia a la dictadura en la que junto con Mario militábamos, me refiero al movimiento encabezado por Manuel Colom Argueta, primero en la Unidad Revolucionaria Democrática (URD) y después en el Frente Unido de la Revolución (FUR).

Por aquellos años yo dirigía, producía y era el locutor del programa Voz revolucionaria, que se transmitía en horario nocturno por radio Nuevo Mundo. Con Mario era frecuente conversar sobre la delicada situación política social del país y la preocupación común, por violaciones a derechos humanos derivadas de la política represiva del régimen. Muchas veces, parte de contenidos y conclusiones de ese intercambio de ideas, sirvieron de insumo para nuestro programa radial.

MARIO TELLO CANO. Falleció el 31 marzo 2024, enterrado en Chiantla, Huehuetenango, su ciudad natal. Abogado, maestro, autor y compositor. Con Mario nos conocimos a finales de los 60 en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos (USAC). Después coincidimos en la fundación y militancia política junto a Colom Argueta, en la URD y luego en el FUR. El 22 de marzo de 2024, se cumplieron 45 años de la ejecución impune de Colom Argueta.

Por afinidad ideológica y profesional con Mario, estrechamos amistad y cada vez que podíamos, nos encontrábamos en algunos de los cafés próximos a su bufete profesional, ubicado en un viejo edificio de 11 calle zona 1, cercano al Congreso Nacional. El último encuentro fue el año pasado.

En los 70, visité su casa materna en Chiantla cuando Colom Argueta estaba en campaña, al menos en dos ocasiones. Evoco las conversaciones sobre el maravilloso trabajo artesanal de quienes en ese municipio se dedicaban al fundido del bronce. De esa artesanía conservo varias piezas, figuras de venado, tecolote, paloma y las icónicas medidas de peso de 16 y 8 onzas que todavía se usan en los mercados municipales y vecinales. “Ese arte está desapareciendo”, -me decía- con nostalgia y creo que tuvo razón. Hoy, no existe ningún artesano de ese tipo.

El rescate de la memoria histórica es un deber de lealtad con quienes hemos perseguido la utopía, esta columna va a quienes se nos adelantaron, unos porque les arrebataron la vida y otro que no resistió a delicada cirugía.

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