Guatemala es un Estado de enorme potencial natural y humano que acumula al menos tres categorías de riqueza indiscutibles: La primera es su belleza natural dotada de climas y microclimas variados, lagos y ríos caudalosos, volcanes y montañas, preciados recursos naturales, costas empapadas por el océano Pacífico y el mar Caribe, estupendos paisajes, celajes y atardeceres.
La segunda que debe llenar de orgullo, es la historia cultural milenaria de más de tres mil años de existencia, asiento de la civilización Maya, una de las más notables del mundo antiguo y cuyas elevadas pirámides que permanecen de pie al igual que los descendientes de los pueblos originarios son testimonio indeleble de esa cultura que predomina.
La tercera es la riqueza social, su gente. Guatemala es una Nación multiétnica, plurilingüe y multicultural donde se hablan 25 idiomas (22 de origen Maya, el Xinca, el Garífuna y el español, que es el idioma oficial). La población total supera los 15 millones de habitantes, según el último censo de población 2018.
La historia de este país centroamericano también está llena de luces y sombras. Invasión europea en el Siglo XV, dominio y sometimiento de los habitantes originarios al imperio español, más de trescientos años de colonización y dependencia de sus habitantes, despojo violento de territorios a los indígenas, luchas de independencia, guerras por el Poder político. Independencia de España en el Siglo XIX. Hegemonía de las élites y de militares. Inestabilidad política, Golpes de Estado, revoluciones, fraudes electorales, Conflicto Armado Interno, represión indiscriminada, masacres, graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
Cualquiera puede pensar que los signos negativos que he señalado, sirvieron para superar errores y corregir malas conductas. Pero todo indica que no se aprendió nada de las lecciones del pasado. Cuando se supone que todos los países deben encaminarse por la ruta del desarrollo económico, político, cultural y social de sus poblaciones, en Guatemala sucede lo contrario, en lugar de tomar la ruta del progreso y el desarrollo, las elites económicas y la clase política lacayuna siguen la ruta del cangrejo, o sea caminan hacia atrás, hacen historia regresiva.
Los elevados índices de desempleo y actividades informales de la mayoría de la Población Económicamente Activa PEA, son el desolador panorama que en Guatemala padecen millones de mujeres y hombres, carentes de oportunidades para un trabajo seguro y estable, salario digno, prestaciones laborales y acceso a la seguridad social. Alrededor de un millón y medio de trabajadores tienen el privilegio de tener un trabajo estable, seguro y remunerado, el resto que son la mayoría, son personas marginadas y excluidas del mercado laboral. Tal situación, alienta la migración irregular y eleva la desesperación de muchas familias e individuos. La actividad informal como estrategia de sobrevivencia va en aumento. El total de la Población Económicamente Activa (PEA) en Guatemala, supera los cinco millones de personas.
Por estos días, inició el proceso de elecciones generales para elegir a nuevas autoridades de Gobierno, legisladores y corporaciones municipales de todo el país. Un proceso que empieza a empañarse por las últimas decisiones de autoridades del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que sectores de sociedad civil califican como arbitrarias, discriminatorias e inconstitucionales.