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Continuamos con los amigos de mi padre, uno de ellos, el abogado Ricardo René Búcaro Salaverría, porque en agosto de 1983, que se designan y asumieron en sus cargos los magistrados de ese Primer Tribunal Supremo Electoral, previo a ser considerado de rango constitucional, integrado por: Lic. Arturo Herbruger Asturias, Presidente; Lic. Justo Rufino Morales Merlos, vocal I; Lic. Gonzalo Menéndez de la Riva, vocal II; Lic. Manuel Ruano Mejía, vocal III, y Lic. Ricardo René Búcaro Salaverría, vocal IV.

Yo conocí a René, desde patojo y vivía en la 16 calle y 3ª. avenida de la zona 1. Con nuestros padres vivimos en 1ª. avenida y 15 calle “A” zona 1. Por mi padre supe de él, un hombre sencillo, muy sobrio, discreto, cordial y franco, tenía calidad humana, con aquilatada y acendrada honradez en el ejercicio tanto como abogado litigante y como fedatario. Fue un hombre responsable que vivió y se destacó por honesto, honorable, disciplinado, recto y responsable, como profesional y su vida familiar con sus hijos: mi querido amigo y colega, Raúl Armando Búcaro López, Edgar René Búcaro Porres, también abogado, Evelin Iliana Búcaro Porras, arqueóloga y Erick Ricardo Búcaro Porras (RIP), ingeniero civil.

Y el rol del Tribunal Supremo Electoral en la transición democrática y pulcritud de su desempeño. Menciona al conjunto de Magistrados y destaca la competencia ciudadana y moral de todos y cada uno de ellos, el TSE, como cuerpo colegiado fue presidido por don Arturo Herbruger Asturias, jurista destacado.

De René Búcaro, tuvo una experiencia que fue peculiar con recuerdos de su vida y la historia; si algo tuvo muy buena memoria y tenía poseedora de una retentiva excepcional prodigiosa. Se puede hablar de una memoria, aunque este término se refiere más a la capacidad de recordar con gran detalle. Fue un hombre culto, estudioso, educado, y puedo decir que era un erudito. René tuvo en lo general lo puedo describir a alguien con una capacidad de memoria superior a la medida.

En resumen, una persona con muy buena memoria puede ser descrita de varias maneras, dependiendo de la naturaleza y el alcance de su capacidad de recuerdo. Como decía el filósofo inglés John Locke, “la memoria tiene un registro de nuestras vivencias”, “somos el resultado de nuestras experiencias, y se anota relatos en las páginas de nuestra memoria”. René Búcaro tenía una memoria, como un libro, donde se escribían sus experiencias.

Sigo con estas cuartillas, y ahora con este amigo de la familia, de mi padre y mío, porque aquí estuvo Mario Aguirre Godoy, “maestro de maestros”, “el maestro del derecho”. Entre sus aportaciones al país, el doctor Aguirre Godoy, presentó varios documentos que en la actualidad se continúan usando por su importancia y relevancia en temas legales. Se le decía; “el padre de la jurisdicción voluntaria”.

Aguirre Godoy fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia, periodo 1994 a 1998 y Presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia, periodo 1995 a 1996. Mario murió el 9 de febrero de 2021, y su muerte fue irreparable, porque se perdió un amigo de todos, el maestro de derecho, un jurista internacional, un hombre ecuánime, decente, recto, integro, un hombre bueno, un ciudadano y un patriota.

El doctor Mario Aguirre Godoy, como letrado, un consejero y catedrático universitario, que promovió reformas a las leyes del país, por su amplio conocimiento en los temas legales, fue impulsor de varios proyectos y publicó más de seis u ocho libros de información acerca del Código Procesal Civil del país. Fue docente en la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde enseñó a profesionales del derecho durante varias décadas, promoviendo la excelencia estudiantil.

Al maestro de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos: el Doctor Mario Aguirre Godoy, quien ha recibido justos y merecidos homenajes en todos sus años. Hizo estudios superiores en los Estados Unidos de América y se doctoró en Derecho en la Universidad de Madrid.

Le he copiado pequeños fragmentos con comillas, de un artículo en Hemeroteca de La Hora, de mi querido amigo, mi maestro en derecho comercial y columnista de este vespertino, el doctor en Derecho Mercantil, René Villegas Lara, porque Aguirre Godoy, ha sido autor de un tratado de Derecho Procesal Civil, en dos volúmenes, y dos aleccionadoras recopilaciones de jurisprudencia en materia de casación civil”, “sin olvidar un ensayo profundo sobre la teoría de la Casación civil que sigue la huella del insigne procesalista italiano, Pierro Calamandrei.” A toda esa obra con sus ensayos, conferencias y su liderazgo desempeñado en el mundo jurídico internacional. Cuando desempeñe la Presidencia del Colegio de Abogados, en la Junta Directiva le encomendamos la formulación de la ley del trámite notarial de la jurisdicción voluntaria, que después se aprobó con motivo de un Congreso Internacional del Notariado Latino, con escasa información al público sobre los orígenes de esa novedosa ley”.

Y el maestro Aguirre Godoy, cumplió a Guatemala, ser el autor del Código Procesal Civil y Mercantil, que está vigente, y elaboró un anteproyecto de nuevo código para implantar la oralidad en el Ramo Civil, que no me explicó por qué no se le dio la importancia que merecía, sobre todo por ser obra de un científico guatemalteco”. Cumplió como ciudadano y llegó a dirigir el Organismo Judicial como Presidente, al Colegio de Abogados y Notarios como Presidente y al Instituto Guatemalteco de Derecho Notarial. Mario Aguirre Godoy, un hombre de gran dimensión humana: la fidelidad a su hogar, a sus hijos, a sus amigos y a sus alumnos.

Aguirre Godoy uno de los sobrevivientes de la toma de la Embajada de España, que acaeció el 31 de enero de 1980. Con un grupo de campesinos y estudiantes universitarios tomó la Embajada de España para protestar contra la represión que sufrían en Quiché por el Ejército. En la sede diplomática se reunieron el embajador Máximo Cajal con el canciller Adolfo Molina Orantes, el vicepresidente Eduardo Cáceres Lenhoff y el abogado y catedrático de la USAC, Mario Aguirre Godoy.

Lo que pasó en este relato histórico, se decía que después de horas de haber intentado negociar con Máximo Cajal, embajador de España, y autoridades guatemaltecas que NO respondieron a las llamadas telefónicas, un grupo numeroso de las fuerzas de seguridad fuertemente armado irrumpió en la Embajada. Rompieron puertas y ventanas y escalaron los balcones hasta llegar al techo. Cajal insistió en convencer a la Policía de que desistiera de cualquier acción. Ese día, aún sin explicarse, comenzó a incendiarse el edificio. En el lugar murieron 37 personas, entre ellas los ocupantes, diplomáticos españoles y trabajadores. Únicamente tres personas sobrevivieron a la masacre: el embajador Cajal, Aguirre Godoy y el campesino Gregorio Yujá Xoná. Este último fue secuestrado al día siguiente del hospital Herrera Llerandi y posteriormente asesinado y su cuerpo fue abandonado en el campus de la Universidad de San Carlos.

Y termino mi columna de hoy, para decirle al maestro Mario Aguirre Godoy, que fue un gran baluarte de nuestra profesión, dejando valiosos legados y aportes en pro del derecho, rectitud, conciencia y la justicia.

(CONTINUARÁ)

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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