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Murió la colega, amiga y compañera del Aula “Doce de Abril” de la Escuela de Derecho, la Dra. Eugenia Villaseñor Velarde. La conocimos y reconocemos como abogada, jueza y magistrada, a manera de mujer, tuvo valor y liderazgo en la defensa de la paz, la justicia y los derechos humanos. Eugenia fue una estudiosa, muy capaz y una intelectual, que participó en el derecho jurídico, en el nacimiento de una sociedad redimida, justa, cristiana, humana y solidaria. Esta Jueza fue temeraria, revolucionaria, democrática, consecuente y propositiva. Una mujer de temple, resuelta, con osadía y audacia. Una Magistrada que tiene su palabra, con un gran ejemplo y convicciones exactas con futuros vivos, tuvo una praxis transformadora. María Eugenia fue un “ícono” de la justicia, la libertad y con estos derechos inalienables que deberían pasar en este país.

Como adolescentes teníamos incertidumbre con su siempre voraginosa, turbulenta y precipitada esencia. En esa época vivida en los tiempos anhelados de las Generaciones, donde se despertó de muchos de nosotros, algo que traíamos dentro de esas nuestras inquietudes e ímpetus revolucionarios y nuestra visión utopista o pragmática de un futuro mejor para Guatemala: fuimos actores de una juventud sublevada, vanguardista y revolucionaria, a veces con mucho caos y desorden. Tuvimos su picardía, su romanticismo y la rebeldía cotidiana de la adolescencia, llena de lozanía, frescura e inconformismo. Evocamos ese escepticismo con protesta que muchos de nuestra generación experimentamos. Rememoramos de nuestro cotidiano vivir de esa Aula, sitio histórico donde comenzamos a formarnos en nuestra profesión como Juristas, donde nos creamos con impulso vocacional y empuje al campo de las disciplinas sociales.

La Generación de los 60, 70, 80, y 90, representación simbólica, trabajó en las trincheras. Juntas, estas primeras generaciones de mujeres en el ámbito jurídico forman un grupo increíblemente talentoso, nosotros de la concepción de nuestra Escuela de Derecho, en la historia de las mujeres en la profesión jurídica, que ofreció una perspectiva privilegiada para observar su progreso en la sociedad, como a nivel mundial. El derecho no solo desempeña un papel fundamental en una democracia, sino que a menudo conduce hacia niveles más altos de liderazgo en la vida pública. Por ello, abrir el derecho a todos los ciudadanos debería ser un objetivo en las sociedades democráticas.

Tuvimos grupos con personalidades diferentes, pero con elevada preparación cultural de nuestra universidad nacional, que nos dio una vasta experiencia en los problemas del país y de la enseñanza; en este ejercicio de la JUSTICIA, DIGNIDAD y SOLIDARIDAD. Como la vocación como educacionista, todos maestros preceptores ilustres. Ahora siempre nos asaltan recuerdos de nuestros amigos y compañeros como María Eugenia Villaseñor Velarde.

Recordamos a los vivos y los muertos, unos en su lecho deceso y otros que murieron en las ciudades con la frente en alto y a los que cayeron en las montañas, con la cara viendo al cielo. A los solidarios con las luchas sociales de nuestra raza. Todos ellos a su manera construyeron sueños, realizaron quimeras, crearon mundos diferentes, quienes “profundizaron su raíz humana y ofrendaron su vida por los olvidados y desvalidos de la tierra”.

Tuvimos muchas anécdotas y relatos con los muchachos de esas generaciones de la Escuela de Derecho de la Universidad de San Carlos (Usac). Por eso evocamos y aludimos a nuestros muertos para no olvidarlos a los que se fueron y que todavía estamos vivos, porque fue una gesta revolucionaria y quienes ahora se nos fue María Eugenia Villaseñor Velarde. Y por eso creemos, el papel crucial que desempeñan las abogadas en la sociedad, así como la importancia de su labor en la construcción de un mundo más justo y equitativo.

Eugenia Villaseñor fue una mujer completa, brillante y como jueza es relumbrante, que tiene confianza, que está siempre recorriendo senderos de alborada; esta jueza y mujer que animamos la esperanza con ella en esta jornada; esta dama que siempre es atalaya de faro constante con luminosidad de su presencia de la justicia. Para usted jueza que es su presente y futuro, por ello utilizaré mi verbo, mi palabra, para escribir de regar sus euforias. Esta mujer con valentía y agallas, que nunca ha conseguido ser callada. Como hay muchas mujeres históricamente son parte importante de estos procesos de lucha y resistencia para la justicia, para un país mejor. Esta jueza que encontramos con ella es la persistencia y perseverancia para reclamar Justicia. Porque estará en la historia y en la memoria colectiva, que es parte de la conciencia colectiva, como mujer, jueza y magistrada, no estará con nosotros, pero permanece con la conciencia de todos los guatemaltecos. Es su razón de la lucha para no estar, en la violación con este sistema, para tener siempre los derechos humanos, sociales, la cultura y la justicia. Y en el futuro de su legado como jurista con esta historia, que es una mujer inspiradora e influyente. Fue una líder. Si fue un ícono de la justicia y los derechos humanos, Eugenia Villaseñor fue una mujer de ejemplo y de éxito, refulgente, brillante y relumbrante de la justicia, de los derechos humanos y la verdad.

Por eso, estimo cerrar mi columna, recordar una frase muy inspiradora y muy atinada para Eugenia Villaseñor: “Ser abogada es más que una profesión, es una vocación de servicio, de lucha por la igualdad y de defensa de los derechos humanos”.

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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