“El pregón anuncia el pregón es para que se sepa”. Hoy 8 de marzo es la celebración para conmemorar gestas históricas para honrar la memoria de las mujeres asesinadas en una fábrica textil en Chicago en 1911.

“El Día Internacional de la Mujer es una fecha que se conmemora en muchos países del mundo. Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen en este día, pueden contemplar una tradición de no menos de noventa años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.»

«El Día Internacional de la Mujer se refiere a las mujeres corrientes como artífices de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre. En la antigua Grecia, Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra; en la Revolución Francesa, las parisienses que pedían «libertad, igualdad y fraternidad» marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino”.

“El Día Internacional de la Mujer, que empezó a conmemorarse por la ONU en 1975 y dos años más tarde fue proclamado por su Asamblea, encuentra sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que, especialmente en Europa, reclamaban a comienzos del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos”.

Una reflexión para ustedes mujeres completas, refulgentes que tienen confianzas, que recorren senderos de alborada; mujeres que siempre animamos la esperanza con esta jornada; mujeres que siempre son atalaya de faro constante con luminoso de presencia. Para ustedes mujeres su presente, para siempre utilicé mi verbo, mi palabra para escribir de regué tus euforias.

Porque debemos reconocer la labor de mujeres a nivel mundial con valor y liderazgo en la defensa de la paz, la justicia, los derechos humanos y la igualdad de género. Ustedes mujeres que son consecuentes, propositivas, valientes, osadas, con valor y coraje. Esas mujeres que son partícipes del nacimiento de una sociedad redimida, democrática, consecuente, revolucionaria, más justa, cristiana, humana y solidaria. Esas mujeres con valentía y agallas, las que nunca han conseguido calladas “para el alcance de la igualdad entre mujeres y hombres y resalta su papel, contribuciones y aportes a las economías nacionales y globales, aportes que consolida el desarrollo, la preservación de la paz y el buen vivir para sus familias, comunidades y pueblos”.

A ustedes mujeres de barro con maíz entretejido, llena de hierba y rocío; las mujeres conjugan la sustancia del maíz con el sudor del surco y el arado; estas mujeres indígenas humildes desposeídas de riqueza. Las mujeres encontraron el desahogo colectivo de los quichés, los pipiles, los cakchiqueles, Ixiles, los mames, los tzutuhiles. Las que encontraron el sentimiento acumulado de la frustración de no poder vivir humanamente; las mujeres que encontramos la persistencia y perseverancia en reclamar Justicia. Aquellas que durante la conciencia colectiva, de más de quinientos años han permanecido silenciadas, la conciencia de todos nosotros, los que no nos atrevemos a luchar a tiempo, durante años y dejemos pasar y perder la historia. Su razón de la lucha está en la violación continuada y sistemática de los derechos humanos, sociales y culturales.

Las mujeres de Guatemala, hace mucho que despertaron, como amanecidas en un limpio arroyo de agua clara. Un homenaje a ustedes mujeres, que históricamente son parte importante “de los procesos de lucha y resistencia” por un país mejor. Para ustedes mujeres que están en la historia, en la memoria colectiva del pueblo, que son parte de la conciencia universal de este porvenir, con sus legados de sus relatos vivientes.

Estimo atinado cerrar mi columna con esta máxima del canto-autor y poeta cubano, Silvio Rodríguez: “Me estremecieron mujeres que la historia anotó entre laureles y otros desconocidas, gigantes, que no hay libro que las aguante”.

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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